Donald Trump logra un cese inmediato de ataques entre India y Pakistán tras intensos combates aéreos y misilísticos.
Alto el fuego frena escalada militar en Kashmir
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 10 de mayo de 2025 un alto el fuego “completo e inmediato” entre India y Pakistán, poniendo fin a una serie de ataques aéreos y misilísticos que amenazaron con desatar un conflicto mayor entre las dos potencias nucleares. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump declaró: “Después de una larga noche de conversaciones mediadas por los Estados Unidos, me complace anunciar que India y Pakistán han acordado un ALTO EL FUEGO COMPLETO E INMEDIATO. Felicitaciones a ambos países por usar el sentido común y la gran inteligencia”. La declaración llegó tras una escalada sin precedentes desde 2019, desencadenada por un ataque terrorista en Kashmir el 22 de abril que dejó 26 muertos, mayormente turistas hindúes.
La guerra comenzó cuando India lanzó la Operación Sindoor el 7 de mayo, atacando nueve sitios en Pakistán y el Kashmir administrado por Pakistán, alegando que eran bases de infraestructura terrorista vinculada al ataque de abril. Según el Ministerio de Defensa indio, los ataques utilizaron misiles aire-tierra disparados desde cazas Rafale y Su-30 MKI, con drones Heron TP para reconocimiento y evaluación de daños. Pakistán respondió con su Operación Bunyan Marsoos, empleando cazas JF-17 Thunder y misiles de crucero Ra’ad contra bases aéreas indias, incluyendo Pathankot y Amritsar. Ambos países reportaron bajas civiles y militares, con Pakistán afirmando que 26 personas murieron en los ataques indios e India reportando cinco civiles muertos por bombardeos paquistaníes.
La intensidad de los combates aéreos marcó un punto crítico. India desplegó su sistema de defensa aérea S-400, interceptando drones y misiles paquistaníes, mientras que Pakistán utilizó sistemas antiaéreos HQ-9 para derribar presuntos aviones indios. Testigos en Rawalpindi reportaron explosiones cerca de la base aérea Nur Khan, donde se observaron drones no identificados y misiles. En Jammu, residentes describieron el impacto de misiles paquistaníes que dañaron infraestructura civil. La Fuerza Aérea India afirmó haber dado una “respuesta adecuada” con ataques precisos, mientras que el primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, calificó sus contraataques como una “venganza por la sangre derramada”.
El uso de tecnología avanzada destacó en esta confrontación. India empleó misiles BrahMos, capaces de alcanzar velocidades supersónicas y objetivos a 400 km, mientras que Pakistán respondió con misiles balísticos Shaheen-II, de alcance medio. Ambos países también recurrieron a drones armados, con India utilizando el DRDO Rustom-2 y Pakistán desplegando el Burraq. Estos sistemas permitieron ataques de precisión, pero también aumentaron el riesgo de escalada al operar en áreas densamente pobladas. La superioridad aérea india, respaldada por sus 36 cazas Rafale y una flota modernizada de MiG-29, contrastó con la flexibilidad táctica de los JF-17 paquistaníes, diseñados para operar en entornos de alta amenaza.
Datos clave de la guerra aéreo India-Pakistán 2025
- Aviones utilizados: India desplegó Rafale, Su-30 MKI y MiG-29; Pakistán usó JF-17 Thunder y F-16.
- Misiles empleados: India lanzó BrahMos y Astra; Pakistán utilizó Ra’ad y Shaheen-II.
- Defensa aérea: India activó el sistema S-400; Pakistán empleó el HQ-9 chino.
- Drones: India usó Heron TP y Rustom-2; Pakistán operó el Burraq.
- Bajas reportadas: Pakistán confirmó 26 muertos; India reportó 5 civiles muertos.
- Duración: Los combates aéreos intensos duraron del 7 al 10 de mayo de 2025.
Mediación internacional y cese de hostilidades
La mediación de Estados Unidos, liderada por el presidente Donald Trump, resultó crucial para detener la escalada. Aunque inicialmente Trump adoptó una postura pasiva, calificando la guerra como una “vergüenza” y esperando que ambos países lo resolvieran solos, la intervención activa comenzó tras los ataques del 7 de mayo. El secretario de Estado, Marco Rubio, mantuvo conversaciones con líderes de ambos países, instando a restablecer líneas de comunicación directa para evitar errores de cálculo. La declaración de Trump del 10 de mayo fue confirmada por el ministro de Exteriores paquistaní, Ishaq Dar, quien afirmó en X: “Pakistán e India han acordado un alto el fuego con efecto inmediato. Pakistán siempre ha luchado por la paz y la seguridad en la región, sin comprometer su soberanía”. India, sin embargo, no emitió una confirmación oficial inmediata, aunque fuentes militares indicaron una reducción de operaciones.
Otros actores internacionales también presionaron por la desescalada. Los ministros de Exteriores del G7, incluido el británico David Lammy, emitieron un comunicado conjunto el 10 de mayo, advirtiendo que “una mayor escalada militar representa una seria amenaza para la estabilidad regional” y urgiendo a ambos países a dialogar directamente. Arabia Saudí, a través de su ministro de Exteriores, Faisal bin Farhan, ofreció sus servicios como mediador, destacando su compromiso con la seguridad regional. China, aliada de Pakistán, expresó “profunda preocupación” y pidió a ambas partes actuar con moderación, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el ataque de abril y llamó a evitar un enfrentamiento militar que “podría salirse de control”.
la guerra tuvo raíces en la disputa de larga data por Kashmir, una región dividida desde la partición de 1947. La tensión se exacerbó tras el ataque del 22 de abril en Pahalgam, atribuido por India a terroristas respaldados por Pakistán, aunque Islamabad lo negó y pidió una investigación neutral. El grupo Kashmir Resistance, vinculado a organizaciones como Lashkar-e-Taiba, reclamó la responsabilidad. India acusó a Pakistán de mantener “infraestructura terrorista” dentro de sus fronteras, mientras que Pakistán alegó que India buscaba desestabilizarlo. Estas acusaciones mutuas alimentaron una retórica beligerante, con el ministro de Información paquistaní, Attaullah Tarar, afirmando que su país “no fue el provocador” y el alto comisionado indio en el Reino Unido acusando a Tarar de mentir.
La aviación militar jugó un papel central en la escalada. Los cazas indios Rafale, adquiridos a Francia en 2016, demostraron su capacidad para operar en entornos hostiles, lanzando misiles de precisión contra objetivos a larga distancia. Por su parte, los JF-17 paquistaníes, desarrollados conjuntamente con China, ofrecieron una respuesta ágil, apoyados por una red de radares y sistemas de defensa aérea. La incorporación de drones en ambos lados marcó una evolución en la guerra moderna, permitiendo ataques quirúrgicos pero también aumentando el riesgo de daños colaterales. La Fuerza Aérea India mantuvo una ventaja numérica y tecnológica, pero la rápida respuesta paquistaní evitó una derrota decisiva.
Impacto y contexto regional
Los combates dejaron un saldo significativo. En el Kashmir administrado por Pakistán, las autoridades reportaron 13 civiles muertos en 12 horas de enfrentamientos hasta el mediodía del 10 de mayo. En India, la región de Jammu sufrió daños en edificios residenciales y al menos cinco civiles murieron por bombardeos paquistaníes. Pakistán cerró su espacio aéreo hasta el mediodía del domingo 11 de mayo, afectando vuelos comerciales, mientras que India suspendió operaciones nocturnas de trenes en las zonas fronterizas de Jammu y Punjab. Residentes de Pathankot y Rawalpindi describieron escenas de pánico, con explosiones y restos de proyectiles causando temor generalizado.
Analistas destacaron la gravedad del episodio. Praveen Donthi, de International Crisis Group, señaló que las bajas civiles pusieron a ambos gobiernos bajo “enorme presión pública”, dificultando la desescalada sin mediación externa. Michael Kugelman, analista de Asia del Sur, afirmó que “las emociones y la desconfianza son tan altas que la mediación internacional es esencial”. La última confrontación comparable ocurrió en 2019, cuando un ataque terrorista en Pulwama llevó a enfrentamientos aéreos que terminaron con mediación estadounidense. Sin embargo, la guerra de 2025 se distinguió por el uso extensivo de drones y misiles de largo alcance, reflejando avances en las capacidades militares de ambos países.
La relación entre India y Pakistán ha sido tensa desde la partición de 1947, con tres guerras (1947, 1965 y 1971) y múltiples enfrentamientos en Kashmir. La región, dividida por la Línea de Control, permanece como un punto de fricción constante. India, bajo el gobierno de Narendra Modi, ha adoptado una postura firme contra el terrorismo transfronterizo, mientras que Pakistán insiste en su derecho a defenderse. La intervención de Trump, aunque efectiva, dejó preguntas sobre la sostenibilidad del alto el fuego, dado que India no confirmó públicamente el acuerdo y las tensiones subyacentes persisten.
El cese de hostilidades permitió a ambos países evitar un conflicto nuclear, pero la modernización de sus arsenales aéreos y misilísticos sugiere que futuros enfrentamientos podrían ser aún más letales. La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, continúa monitoreando la situación, con el G7 y la ONU instando a un diálogo directo para abordar las causas profundas de la guerra. Mientras tanto, las fuerzas aéreas de ambos países permanecen en alerta, preparadas para cualquier violación del alto el fuego.