El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes que realizará una visita a Medio Oriente en las próximas semanas, su primer viaje internacional desde que inició su segundo mandato. En declaraciones desde el Despacho Oval, confirmó que su itinerario incluye paradas en Arabia Saudita y Qatar, y no descartó agregar a los Emiratos Árabes Unidos ni otros destinos aún no revelados.
“Me llevo muy bien con Medio Oriente”, declaró Trump, subrayando que el objetivo principal del viaje es promover inversiones económicas en Estados Unidos. Indicó que la visita podría realizarse el próximo mes, aunque también dejó abierta la posibilidad de aplazarla.
El anuncio coincide con un informe publicado por Axios el domingo, que reveló conversaciones en curso entre altos funcionarios estadounidenses y saudíes, incluso en el marco de negociaciones relacionadas con la guerra en Ucrania. Según ese reporte, el viaje estaba inicialmente previsto para el 28 de abril, pero fue postergado. Un funcionario de la administración Trump confirmó que los preparativos están en marcha.
La elección de Arabia Saudita como primer destino extranjero refleja la misma estrategia utilizada en su primer mandato, cuando Trump visitó el reino en mayo de 2017 en su primera salida al exterior como presidente.
Aún no está claro si, como entonces, el mandatario se reunirá con líderes árabes durante su estadía o si agregará más países de la región a su recorrido. Funcionarios israelíes señalaron que, hasta el momento, la Casa Blanca no ha planteado una posible visita a Israel como parte del viaje.
La visita se produce en un momento de creciente tensión regional. En los últimos días, Trump ha endurecido su retórica contra Irán y sus aliados, advirtiendo sobre posibles bombardeos y nuevas sanciones si Teherán no acepta negociar sobre su programa nuclear. También sugirió que Irán sufrirá consecuencias más graves si continúa apoyando a grupos como los hutíes en Yemen.
En paralelo, Trump propuso al exembajador en Israel, David Friedman, como posible candidato a representar a Estados Unidos ante la ONU, en lo que parece una señal de continuidad en su enfoque proisraelí en la política exterior estadounidense.