La Casa Blanca aseguró el martes que la administración Biden destinó 50 millones de dólares a distribuir preservativos en la Franja de Gaza, aunque no presentó pruebas que respalden esta afirmación, que un ex alto funcionario desestimó como un “sueño febril”.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, mencionó esta cifra para justificar el congelamiento casi total de la ayuda exterior estadounidense, implementado la semana pasada por la administración Trump. Según Leavitt, este gasto se descubrió en los primeros días del gobierno de Donald Trump, en una auditoría del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, dirigido por Elon Musk. En la red social X, Musk calificó el hallazgo como “la punta del iceberg”.
Durante su primera conferencia de prensa, Leavitt declaró que la iniciativa DOGE de Musk y la oficina de presupuesto revelaron que se estaban por destinar 50 millones de dólares de los contribuyentes a la compra de condones en Gaza. “Es un desperdicio absurdo del dinero de los contribuyentes”, afirmó.
Andrew Miller, exsubsecretario adjunto para asuntos israelíes-palestinos durante el gobierno de Joe Biden, calificó esta afirmación como “extravagante”. Explicó que, aunque podrían haberse asignado fondos a programas de salud sexual, estos incluyen múltiples servicios médicos y no exclusivamente preservativos. De acuerdo con The Times of Israel, en el año fiscal 2023, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional destinó 60 millones de dólares en anticonceptivos de diversas clases en todo el mundo, no solo en Gaza.
En Estados Unidos, el precio unitario de un condón es menor a un dólar y aún más bajo si se adquiere a granel. En Gaza, donde residen más de dos millones de personas afectadas por la guerra de 15 meses que comenzó con el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, la afirmación de que una cantidad tan alta se dedicara solo a preservativos ha sido ampliamente cuestionada.
Trump, al asumir el cargo, ordenó congelar por 90 días la asistencia exterior para revisar si esta se alinea con su agenda, que se opone al aborto, a los derechos de las personas transgénero y a programas de diversidad. El secretario de Estado, Marco Rubio, emitió un memorando el viernes confirmando la suspensión de casi toda la ayuda exterior, con excepciones para asistencia alimentaria y apoyo militar de emergencia a Egipto e Israel.
Leavitt también mencionó que, antes de la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, se planeaba destinar 37 millones de dólares a la agencia. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la decisión de Washington, ya que Estados Unidos es el mayor proveedor de asistencia para el desarrollo en términos absolutos.
Horas después de la conferencia de prensa de Leavitt, el juez federal Loren L. AliKhan bloqueó temporalmente parte del congelamiento de la ayuda exterior, impidiendo que la administración Trump avanzara con su directiva hasta al menos las 5 p.m. del lunes. La directiva del Departamento de Estado, emitida el viernes, estableció que la suspensión durará 90 días, periodo en el cual se revisarán todos los programas de asistencia para determinar si siguen la agenda de política exterior de Trump.
Organizaciones humanitarias han interpretado esta orden como un mandato de detener inmediatamente los proyectos financiados por Estados Unidos, llevando a la suspensión de operaciones para evitar incurrir en costos adicionales. La medida se basó en una orden ejecutiva de Trump, quien argumentó que la industria de ayuda exterior y su burocracia no están alineadas con los intereses ni valores estadounidenses.
La decisión ha generado incertidumbre en varios gobiernos, que intentan determinar si la ayuda estadounidense será restaurada, reducida o eliminada. Según dos funcionarios estadounidenses, la administración Trump ha asegurado a varios países de Medio Oriente que la congelación de la asistencia humanitaria se levantará en los próximos meses.