Donald Trump desmiente informes sobre uranio extraído de Fordo, mientras Israel y EE. UU. aseguran que los ataques retrasaron el programa nuclear iraní durante años.
Trump refuta informes sobre uranio en instalación nuclear iraní
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó el jueves que no se extrajo uranio enriquecido de la instalación nuclear iraní de Fordo, en medio de un intenso debate sobre el impacto de los recientes ataques israelíes y estadounidenses contra el programa nuclear de Irán. La declaración se produjo tras un informe del Financial Times que, según funcionarios europeos citados, indicó que las reservas de uranio enriquecido de Irán permanecieron “en gran medida intactas” después del ataque estadounidense del fin de semana pasado a Fordo, una instalación subterránea clave. Sin embargo, Trump insistió en su plataforma, Truth Social, que “los autos y camiones pequeños en el sitio eran los de trabajadores de concreto que intentaban cubrir la parte superior de los pozos” y que “no se sacó nada de las instalaciones” debido a la dificultad y peligro que ello implicaría.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, respaldó la postura de Trump durante una conferencia de prensa el jueves, para asegurar que no había “ninguna inteligencia” que indicara que el uranio había sido trasladado o removido de Fordo. Hegseth también criticó a los medios que cuestionaron la efectividad de los ataques, los cuales comenzaron el 13 de junio cuando Israel lanzó una ofensiva contra centros nucleares y de misiles balísticos iraníes, así como contra científicos y militares destacados. El ataque estadounidense, ejecutado con bombas antibúnkeres, se produjo durante la guerra de 12 días, que concluyó con un alto el fuego el martes.
En los días posteriores al cese de hostilidades, tanto Israel como Estados Unidos han refutado informes que sugieren que los bombardeos solo lograron retrasar el programa nuclear iraní por meses. Un informe de inteligencia estadounidense, citado por The New York Times, afirmó que gran parte del uranio enriquecido de Irán había sido trasladado y que instalaciones secretas de enriquecimiento podrían seguir en funcionamiento. En respuesta, funcionarios de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), incluido el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, aseguraron que los ataques provocaron un retroceso de “años” en el programa nuclear iraní.
Trump, por su parte, describió el ataque estadounidense como una “destrucción total” y lo comparó con los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial. “Cuando miras a Hiroshima, si miras a Nagasaki, eso también puso fin a una guerra”, declaró el miércoles.
Daños clave en el programa nuclear iraní
- Fordo: Las centrífugas de la instalación subterránea quedaron inoperativas, según el director del OIEA, Rafael Grossi.
- Natanz e Isfahán: Instalaciones nucleares atacadas por Estados Unidos el 22 de junio, con daños significativos reportados.
- Retraso estimado: Funcionarios de las FDI indican un retroceso de “años” en el programa nuclear iraní.
- Ataque iraní: Irán lanzó 550 misiles balísticos y 1.000 drones contra Israel, lo que provocó la muerte de 28 personas.
Irán minimiza impacto de ataques y reclama victoria
En contraste, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, acusó a Trump de exagerar el impacto de los ataques estadounidenses y afirmó que Teherán obtuvo la “victoria” en la guerra. En su primera aparición pública tras permanecer oculto durante la guerra, Jamenei declaró que los ataques estadounidenses “no causaron nada significativo” a las instalaciones nucleares iraníes y que Irán respondió con un ataque de misiles contra una base estadounidense en Qatar, que no causó víctimas. “El presidente estadounidense exageró los acontecimientos de maneras inusuales, y resultó que necesitaba esta exageración”, afirmó.
Por su parte, Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), confirmó en una entrevista con la radio francesa que las centrífugas de Fordo “ya no estaban en funcionamiento” debido a las fuertes vibraciones que provocó el ataque estadounidense. “No hubo forma de evitar daños físicos significativos”, señaló Grossi, aunque advirtió que determinar el alcance exacto del daño aún era complicado.
La ofensiva israelí, que comenzó el 13 de junio, tuvo como objetivo neutralizar la amenaza nuclear iraní, en respuesta a las declaraciones de Irán sobre su intención de destruir al Estado judío. El 22 de junio, Estados Unidos se unió a la campaña, y atacó instalaciones clave en Natanz, Fordo e Isfahán. En represalia, Irán lanzó un ataque masivo con más de 550 misiles balísticos y cerca de 1.000 drones contra Israel, lo que provocó la muerte de 28 personas y dejó miles de heridos, además de causar daños significativos en infraestructura civil, como edificios de apartamentos, universidades y un hospital.
El ataque iraní también incluyó un lanzamiento de misiles contra una base estadounidense en Qatar, como respuesta a la participación de Estados Unidos en la guerra. Aunque no se reportaron víctimas en Qatar, el ataque aumentó las tensiones en la región.