El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, honró el miércoles a dos integrantes de la Guardia Nacional de Iowa y a un intérprete civil estadounidense muertos en un ataque en el desierto sirio. Acompañó a sus familias en Dover mientras los restos regresaban al país al que sirvieron.
Trump mantuvo un encuentro privado con los familiares en la base aérea de Dover, en Delaware, antes de la transferencia digna, una ceremonia solemne que honra a militares estadounidenses muertos en combate. El intérprete civil también formó parte del acto protocolario desarrollado en la instalación militar.
El mandatario, que acudió en varias ocasiones a Dover durante su primer mandato, calificó en el pasado esta experiencia como “lo más difícil que tengo que hacer” en el ejercicio de la presidencia, en referencia al peso emocional de estas ceremonias.
Los dos guardias muertos el sábado en Siria fueron identificados por el Ejército como el sargento Edgar Brian Torres-Tovar, de 25 años, natural de Des Moines, y el sargento William Nathaniel Howard, de 29 años, de Marshalltown. Ambos integraban el 1er Escuadrón del 113º Regimiento de Caballería y la Guardia Nacional de Iowa los reconoció como héroes.
Los familiares de Torres-Tovar y Howard acudieron a Dover para la recepción de los restos, junto con la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, miembros de la delegación congresional del estado y dirigentes de la Guardia Nacional de Iowa. Tras la transferencia, los restos serían trasladados a Iowa.
Un civil estadounidense que trabajaba como intérprete, identificado el martes como Ayad Mansoor Sakat, de Macomb, Michigan, también murió en el ataque. Otros tres miembros de la Guardia Nacional de Iowa resultaron heridos y el Pentágono no divulgó sus identidades. El grupo formaba parte de cientos de tropas desplegadas en el este de Siria dentro de una coalición contra el grupo Estado Islámico.
El presidente no cumple un rol formal en una transferencia digna más allá de observar en silencio, sin intervenciones públicas, concentrado únicamente en el momento y en lo ocurrido. El protocolo excluye discursos de los dignatarios presentes y reserva las únicas palabras a los oficiales militares que conducen la ceremonia.
Trump llegó a Dover sin la primera dama, Melania Trump, pese a que el calendario público indicaba su asistencia. Su oficina evitó ofrecer explicaciones adicionales y el portavoz Nick Clemens afirmó que la primera dama “no pudo asistir hoy”.
Durante el procedimiento, las cajas de transferencia cubiertas con la bandera estadounidense, que contienen los restos de los soldados, fueron trasladadas desde el interior de un avión militar C-17 hasta un vehículo dispuesto en la pista, ante la mirada de los familiares en duelo.
El vehículo llevó los restos hasta la funeraria de la base, donde los caídos reciben la preparación correspondiente antes del entierro en su lugar de descanso final, siguiendo los rituales establecidos por las Fuerzas Armadas.
El padrastro de Howard, Jeffrey Bunn, declaró que Howard “amaba lo que hacía y sería el primero en entrar y el último en salir”. Añadió que el soldado había expresado desde niño su deseo de servir en el ejército.
En una publicación en redes sociales, Bunn, jefe del departamento de policía de Tama, Iowa, describió a Howard como un esposo afectuoso y un “hombre de fe increíble”. Indicó que el hermano de Howard, sargento de estado mayor de la Guardia Nacional de Iowa, escoltaría a “Nate” en el regreso a Iowa.
Compañeros de Torres-Tovar lo recordaron como una persona “muy positiva”, con fuerte orientación familiar y una actitud constante de poner a los demás por delante. Estas valoraciones surgieron de miembros de la Guardia que compartieron despliegue con él, en un comunicado difundido por la cadena local WOI.
Dina Qiryaqoz, hija del intérprete civil muerto, declaró el miércoles que su padre había trabajado para el ejército estadounidense durante la invasión de Irak entre 2003 y 2007. Sakat deja a su esposa y a cuatro hijos adultos.
El intérprete era originario de Bakhdida, una localidad católica al sureste de Mosul, y la familia emigró a Estados Unidos en 2007 mediante un visado especial. Al momento de su muerte, Sakat trabajaba como contratista independiente para Valiant Integrated Services, con sede en Virginia.
La familia de Sakat aún intentaba asimilar la pérdida. “Fue un padre y esposo entregado, un intérprete valiente y un hombre que creía profundamente en la misión a la que servía”, expresó Qiryaqoz en sus declaraciones.
Trump afirmó ante periodistas durante el fin de semana que estaba de luto por las muertes y prometió represalias. El antecedente más reciente de militares estadounidenses muertos en combate ocurrió en enero de 2024, cuando tres soldados murieron en un ataque con dron en Jordania.
El ataque mortal del sábado se produjo tras un acercamiento entre Estados Unidos y Siria, que integró al antiguo estado paria en una coalición encabezada por Washington contra el grupo Estado Islámico.
Trump estableció vínculos con el presidente interino sirio Ahmed al-Sharaa, exlíder de un grupo insurgente islámico que encabezó la destitución del expresidente Bashar al-Ásad.
El mandatario se reunió con al-Sharaa el mes pasado en la Casa Blanca y afirmó el lunes que el ataque no guardó relación con el líder sirio, a quien describió como “devastado por lo ocurrido”.
Durante su primer mandato, Trump visitó Dover en 2017 para rendir homenaje a un Navy SEAL muerto en una incursión en Yemen, en 2019 para honrar a dos oficiales del Ejército muertos en un accidente de helicóptero en Afganistán y en 2020 por dos soldados muertos en ese país tras un ataque interno.