Twitter anunció el miércoles que bloquearía la cuenta del presidente Donald Trump durante 12 horas después de que Trump publicara tres tweets que decía que contenían “repetidas y graves violaciones de nuestra política de integridad cívica”.
Twitter añadió que bloquearía la cuenta de Trump durante 12 horas una vez que elimine los tweets en cuestión.
“Si los tweets no son removidos, la cuenta permanecerá bloqueada”, dijo la compañía, que además advirtió, “Futuras violaciones a las reglas de Twitter, incluyendo nuestras políticas de Integridad Cívica o Amenazas Violentas, resultarán en la suspensión permanente de la cuenta de @realDonaldTrump”.
“Nuestra política de interés público – que ha guiado nuestra acción de aplicación en este ámbito durante años – termina donde creemos que el riesgo de daño es mayor y/o más grave”, continuó la empresa.
“Continuaremos evaluando la situación en tiempo real, incluyendo el examen de la actividad en el terreno y las declaraciones hechas en Twitter. Mantendremos al público informado, incluso si es necesaria una mayor escalada en nuestro enfoque de aplicación de la ley”.
Twitter retiró antes el video de Trump en el que pedía a los manifestantes del Capitolio que se dispersaran.
En un tweet posterior, que también fue eliminado por Twitter, Trump afirmó que los disturbios en el Capitolio fueron causados por el “arrebato” de las elecciones, aunque también volvió a pedir a los manifestantes que se fueran a casa.
Twitter y Trump han estado enfrentados durante un mes ya que la red de medios sociales ha marcado y a veces eliminado los tweets del Presidente.
En un incidente, Twitter ocultó un tweet de Trump en el que amenazaba con utilizar “fuerza seria” contra los manifestantes en la capital de los Estados Unidos, diciendo que rompía las reglas sobre el contenido abusivo.
Anteriormente, adjuntó una advertencia a algunos de los tweets de Trump, incitando a los lectores a comprobar los hechos de las afirmaciones del presidente.
En respuesta, Trump firmó una orden ejecutiva destinada a aumentar la capacidad del gobierno para regular las plataformas de medios sociales.