El Gobierno uruguayo ha cancelado su plan controvertido para modificar una águila nazi de bronce, retirándola de una propuesta artística destinada a promover la paz.
La polémica en torno al águila nazi
El águila, que fue recuperada en 2006 de un barco nazi hundido, ha sido el centro de un intenso debate desde que salió a la luz. Se exhibió brevemente como una pieza de historia antes de que las críticas llevaran a su retirada, acusando a Uruguay de glorificar el nazismo.
La propuesta para su transformación en una obra de paz generó división y se percibió como un desprecio hacia la historia. Al final, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, optó por retirar la propuesta para fomentar la unidad y respetar las opiniones divergentes.
De la subasta a la propuesta de transformación
Antes de la propuesta de transformación, un tribunal de Uruguay había ordenado al gobierno subastar el emblema y entregar las ganancias a quienes financiaron la misión de recuperación. Sin embargo, esta decisión también se revocó debido a las protestas de grupos judíos y del gobierno alemán.
Lacalle Pou, por otro lado, sugirió fundir el águila para crear una representación de la paz, propuesta que inicialmente fue bien recibida pero finalmente desechada tras críticas.
Reliquias nazis y la opinión pública
El manejo de los restos nazis es una cuestión delicada no solo en Uruguay. Varias casas de subastas eligen no vender estos objetos por temor a que sean comprados por simpatizantes del nazismo. Instituciones internacionales han instado a Uruguay a mostrar la pieza en un museo en lugar de venderla al público.
Algunos proponen llevar el águila a Jerusalén y exhibirla en un monumento especial, aunque aún no se ha propuesto un plan definitivo para el destino del águila.
Uruguay, que acoge a una comunidad judía de unos 15.000 miembros, mantiene una relación históricamente estrecha con Israel. Fue el primer país de América del Sur en reconocer a Israel y en 1948 acogió la primera embajada israelí en América Latina.