La gran maestra de ajedrez iraní, Mitra Hejazipour, ha afirmado abiertamente que el hijab sirve como una “limitación” para las mujeres, no como “protección”, demonizando los códigos de vestimenta obligatorios del país para el hijab en un puesto de Instagram el martes.
Hejazipour añadió que el hijab sirve como una representación lúcida de un conjunto de creencias que designan a las mujeres como “el segundo sexo”.
“Crea muchas limitaciones para las mujeres y las priva de sus derechos básicos. ¿Es esto protección? Definitivamente no, es única y meramente una limitación”, escribió.
Hejazipour afirmó además, que a partir de los seis años, un pariente la intimidaba para que llevara siempre su hijab, incluso en la casa. A la edad de 27 años, después de más de 20 años de llevar siempre el hijab por todas partes y considerando que se ha convertido en “un ejemplo para los demás”, la gran maestra de ajedrez ha decidido “no participar en esta horrible mentira y no jugar más al juego de ‘Amamos el hijab y no tenemos ningún problema con él’”.
Protestó con clara consternación por el hijab a finales de diciembre pasado, cuando se lo quitó durante el Campeonato Mundial de Ajedrez Rápido y Blitz en Moscú, una medida que hizo que la despidieran del equipo nacional iraní y la expulsaran de la Federación Iraní de Ajedrez después de haber jugado para la República Islámica durante más de 18 años.
Hejazipour fue la primera atleta iraní en cuatro décadas que representó a su país sin llevar el obligatorio hijab después de la Revolución Islámica.
“Ya no tiene cabida en el equipo nacional de la República Islámica”, dijo el presidente de la Federación de Ajedrez del Irán, Mehrdad Pahlavanzadeh.
Desde la Revolución Islámica de Irán hace 40 años, las mujeres han sido obligadas a cubrirse el pelo por modestia. Las infractoras son amonestadas públicamente, multadas o arrestadas. También hay instrucciones para las mujeres oficinistas en muchos centros comerciales de Teherán para que lleven un maghnaeh (capucha negra) en lugar de un simple hijab, o se enfrenten a la posible consecuencia de tener su negocio cerrado.
Aunque no hay leyes escritas expresamente que obliguen a las mujeres a llevar el hijab en Irán, tras la Revolución Islámica de 1979, los funcionarios gubernamentales y religiosos han establecido sus propias normas de vestimenta para todo el público, con muchas restricciones de vestimenta y etiqueta dirigidas a las mujeres en particular.
Con el tiempo, la incorporación del hijab obligatorio se convirtió en ley en todas partes. Los lugares de negocios estaban obligados a colgar carteles que decían “no se puede entrar sin el hijab” y quienes desafiaban los códigos obligatorios se enfrentaban a detenciones, multas e incluso latigazos en los decenios de 1980 y 1990.
En la actualidad esas penas sustituyeron a extensas condenas de prisión, lo que se puso de manifiesto en el caso del año pasado en el que tres mujeres iraníes fueron condenadas por el Tribunal Revolucionario Iraní a penas de prisión de al menos 16 años cada una por desobedecer el código de vestimenta islámico del país. Los requisitos del código de vestimenta en la República Islámica exigen que las mujeres lleven pañuelos en la cabeza así como prendas largas que cubran tanto el torso como las piernas como mínimo.