Amnistía Internacional declaró que Irán disparó municiones de racimo contra Israel durante la guerra ocurrido el mes pasado, lo que habría puesto en riesgo a la población civil. Según la organización, los ataques incluyeron misiles con submuniciones lanzados contra áreas residenciales del centro del país y la ciudad de Beersheba, en el sur.
La organización afirmó que los misiles balísticos lanzados por Irán contenían ojivas con submuniciones y que impactaron en zonas habitadas. El informe apoya una evaluación previa del Comando del Frente Interno israelí, que había detectado el uso de al menos una bomba de racimo contra el centro del país. Las autoridades sospechaban también de otro ataque similar contra Beersheba.
“El mes pasado, las fuerzas iraníes dispararon misiles balísticos cuyas ojivas contenían submuniciones en áreas residenciales pobladas de Israel”, indicó Amnistía. La entidad afirmó que el derecho internacional prohíbe el uso de armas inherentemente indiscriminadas y que los ataques contra civiles pueden constituir crímenes de guerra.
Las municiones de racimo se dispersan en el aire tras la explosión inicial y liberan múltiples bombetas. Algunas no detonan en el momento del impacto y representan un riesgo a largo plazo, en particular para menores de edad. Amnistía señaló que el uso de estas armas cerca de zonas habitadas expone directamente a los civiles al peligro.

Erika Guevara Rosas, directora de Amnistía Internacional, afirmó que el uso deliberado de este tipo de armas por parte de Irán constituye una violación grave del derecho internacional humanitario. “Al usar tales armas en o cerca de áreas residenciales pobladas, las fuerzas iraníes pusieron en peligro vidas civiles”, sostuvo.
Ni Irán ni Israel forman parte de la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008, la cual prohíbe la utilización, transferencia, fabricación y almacenamiento de estos artefactos. Israel empleó este tipo de armamento durante la guerra de 2006 contra Hezbolá en el Líbano, y posteriormente declaró que restringiría su uso.
La guerra de doce días entre Israel e Irán comenzó a mediados de junio, luego de que Israel atacó líderes militares, científicos nucleares, instalaciones de enriquecimiento de uranio y el programa de misiles balísticos de Teherán. Según Israel, la ofensiva tenía como objetivo impedir la ejecución del plan declarado por Irán de destruir el Estado judío.
Irán ha rechazado repetidamente que intente desarrollar armamento nuclear. No obstante, enriqueció uranio sin fines civiles, bloqueó el acceso de inspectores internacionales a sus instalaciones y amplió su capacidad misilística. Israel declaró que tomó medidas recientes para frenar ese proceso.
En respuesta, Irán lanzó más de 500 misiles balísticos y alrededor de 1.100 drones contra territorio israelí. Las autoridades sanitarias informaron que los ataques provocaron la muerte de 29 personas y causaron heridas a más de 3.000. Las fuerzas iraníes lograron 36 impactos directos y una incursión con drones sobre zonas urbanas.

Los bombardeos dañaron 2.305 viviendas distribuidas en 240 edificios, así como dos universidades y un hospital, y provocaron el desplazamiento de más de 13.000 residentes. Irán comunicó que su número de muertos superó los 1.000 durante la contienda.
Amnistía Internacional revisó material fotográfico y audiovisual que mostraba restos de municiones de racimo en una vivienda ubicada en Azor, al sur de Tel Aviv, el 19 de junio. Según la organización, las imágenes procedían de medios de comunicación que reportaron sobre el incidente.
Amnistía añadió que Beersheba, el 20 de junio, y Rishon LeZion, el 22 de junio, también fueron alcanzadas por armamento que dejó múltiples cráteres compatibles con el uso de submuniciones, similares a los observados en la región de Gush Dan, el distrito de Tel Aviv.
El informe fue publicado dos días después de que la organización solicitó una investigación penal sobre el ataque aéreo israelí contra la prisión de Evin en Teherán. El ataque, confirmado por Israel, dejó un saldo preliminar de 79 muertos, según fuentes iraníes. Las cifras de víctimas aún no han sido corroboradas de forma independiente.
Amnistía calificó el ataque contra la prisión de “deliberado” y lo consideró “una grave violación del derecho internacional humanitario”. Afirmó que los bombardeos deben investigarse como crímenes de guerra. El portavoz de las FDI, general de brigada Effie Defrin, aseguró que “dentro del complejo de la prisión, se llevó a cabo actividad de inteligencia contra Israel, incluido el contraespionaje”, y que el ataque se efectuó “de manera precisa, para evitar daños a los no involucrados”.
Amnistía también ha acusado a Israel de cometer genocidio en la Franja de Gaza, una afirmación que Israel rechaza de manera categórica. La sede israelí de Amnistía Internacional se opuso a esa acusación, y posteriormente fue suspendida.