Un boxeador iraní sentenciado a muerte por supuesta pertenencia a un grupo ilegal enfrenta un peligro inmediato de ejecución después de que las autoridades rechazaran su pedido de nuevo juicio, informaron el miércoles organizaciones de derechos humanos y sectores de la oposición iraní en el exilio.
El Consejo Mundial de Boxeo y figuras destacadas del deporte internacional, entre ellas la extenista Martina Navratilova, pidieron a Irán que conmute la pena capital de Mohammad Javad Vafaei-Sani, de 30 años, quien obtuvo la medalla de plata en el campeonato nacional de boxeo.
Vafaei-Sani fue detenido en 2020 por su relación con las protestas de 2019. Las autoridades lo acusaron de integrar la organización Muyahidines del Pueblo (PMOI, también conocida por el acrónimo persa MEK), prohibida en Irán, y lo condenaron a muerte por el delito capital de “corrupción en la tierra”.
Durante esta semana, las autoridades le notificaron que el Tribunal Supremo de Irán rechazó su solicitud de nuevo juicio y que el expediente pasó a la oficina encargada de ejecutar sentencias, informó la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos (HRANA), con sede en Estados Unidos.
En paralelo, su madre recibió “inesperadamente” autorización para visitarlo en la prisión de Vakilabad, situada en la ciudad oriental de Mashhad. En Irán, este tipo de encuentros familiares suele producirse poco antes de que se lleve a cabo una ejecución.
El miércoles no apareció ninguna referencia al caso en los medios oficiales iraníes, según constató la prensa internacional, pese a la atención que el proceso generó entre organizaciones humanitarias y colectivos opositores fuera del país.
“Su vida está ahora en grave peligro”, advirtió en un comunicado el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), brazo político del MEK, que agregó que la visita de su madre “podría señalar su ejecución inminente”.
El portavoz del MEK, Shahin Ghobidi, declaró a AFP que Vafaei-Sani estaba “afiliado” a la organización y que, durante los últimos cinco años, las autoridades “habían intentado, mediante torturas extensas, forzarle a renunciar” a su apoyo al MEK.
Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la ONG noruega Iran Human Rights, afirmó que el boxeador se encuentra en “riesgo inminente de ejecución” y que las fuerzas de seguridad lo “torturaron para obtener confesiones forzadas”.
Un comunicado conjunto difundido en noviembre, firmado por más de veinte atletas, entre ellos Navratilova y la nadadora británica Sharron Davies, exhortó a gobiernos de todo el mundo a intervenir para salvar su vida y sostuvo que su muerte sería una “advertencia para todo deportista que se atreva a alzar la voz”.
El Consejo Mundial de Boxeo también repudió la condena a muerte. Su presidente, Mauricio Sulaiman Saldivar, afirmó que la ejecución supondría un ataque directo a los “valores fundamentales del deporte y la dignidad humana”.
Activistas de derechos humanos señalan que las autoridades clericales iraníes intensificaron la represión tras la guerra de junio con Israel, con un fuerte aumento del uso de la pena capital. Al menos 1.426 personas fueron ahorcadas este año hasta finales de noviembre, según datos del IHR.
