Representantes de China, Rusia e Irán exigieron el viernes que Estados Unidos levante las sanciones impuestas a Irán por su acelerado programa nuclear y retome las negociaciones internacionales sobre el tema.
Este nuevo esfuerzo diplomático surge luego de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, enviara una carta al líder supremo iraní con la intención de reactivar el diálogo. Aunque el contenido del mensaje no ha sido divulgado, la propuesta llegó mientras Washington reforzaba su campaña de “máxima presión” con nuevas sanciones, manteniendo abierta la posibilidad de una acción militar y la perspectiva de un acuerdo renovado.
El ayatolá Ali Jamenei rechazó el miércoles la oferta estadounidense para discutir el programa nuclear de su país. En una declaración conjunta, el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Ma Zhaoxu, acompañado por sus homólogos de Rusia, Ryabkov Sergey Alexeevich, e Irán, Kazem Gharibabadi, subrayó la urgencia de eliminar “todas las sanciones unilaterales ilegales”. Además, destacó que la única vía realista y efectiva es el compromiso político, el diálogo y el respeto mutuo.
El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, tiene previsto reunirse más tarde con los delegados para continuar con las conversaciones. Mientras tanto, Jamenei ha menospreciado la propuesta de Trump, argumentando que no aceptará negociar con un “gobierno intimidante”. Sin embargo, dentro de Irán persisten posturas divergentes sobre la posibilidad de reanudar las negociaciones. En 2019, Trump ya había enviado una misiva similar a Jamenei sin lograr reducir las tensiones.
China y Rusia fortalecen lazos con Irán mientras crece la tensión nuclear
China y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, participaron en el acuerdo nuclear preliminar de 2015 con Irán, junto a Francia, Gran Bretaña, Alemania y la Unión Europea. Sin embargo, en 2018, Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos del pacto.
Ambos países mantienen estrechos vínculos con Irán a través de acuerdos energéticos. Además, Teherán ha suministrado drones con explosivos a Moscú en su ofensiva contra Ucrania. China y Rusia comparten el interés de reducir la influencia de Estados Unidos y otras democracias liberales en la política global, favoreciendo sus propios modelos autoritarios.
Irán insiste en que su programa nuclear tiene fines pacíficos, aunque sus funcionarios han amenazado con desarrollar un arma nuclear y han declarado su intención de destruir ciudades israelíes. Actualmente, el país enriquece uranio hasta un 60% de pureza, un nivel inusual para naciones sin programas de armas nucleares. Expertos occidentales y la agencia nuclear de la ONU advierten que solo los países con intenciones de fabricar una bomba atómica alcanzan ese nivel de enriquecimiento.
El acuerdo de 2015 limitaba a Irán a un 3,67% de pureza en su uranio y a una reserva máxima de 300 kilogramos (661 libras). No obstante, el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) indica que Teherán ha acumulado 8.294,4 kilogramos (18.286 libras), con una fracción de ese material enriquecido al 60%.
A pesar de negarse a negociar bajo presión, las sanciones impuestas por Estados Unidos han golpeado duramente la economía iraní. En los últimos años, el gobierno ha enfrentado protestas contra la teocracia, la crisis económica y la represión de los derechos de las mujeres.
China ha incrementado su presencia en los asuntos de Medio Oriente. Hace un año, facilitó negociaciones que llevaron a la restauración de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, reforzando su papel en la región.