En Irán, donde la sequía hace estragos, los cocodrilos corren el riesgo de perder su hábitat natural y son cada vez más agresivos con los humanos.
Los ataques se producen en un momento en el que Irán sufre una grave escasez de agua y, como consecuencia, la rápida disminución de los hábitats naturales está haciendo que se agoten las reservas de alimentos de los gandos.
Los hambrientos animales tratan a los humanos que se acercan a su territorio como presas o como una amenaza para sus recursos que se evaporan.
Llamados “gandos” por la población local, estos saurios de nariz corta, repartidos por todo Irán, han convivido durante mucho tiempo con los humanos, sobre todo en la provincia de Sistán y Baluchistán, cerca de la frontera con Pakistán. Clasificadas como “vulnerables” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en 2019 había 344 de ellas en los ríos de la provincia, según el Ministerio de Medio Ambiente iraní.
Los niños, las primeras víctimas
Las víctimas de estos ataques de cocodrilos en Baluchistán son principalmente niños. La mayoría de las veces, los conmovedores titulares sobre niños baloch que sufren lesiones inundan los medios de comunicación iraníes, pero desaparecen rápidamente y las autoridades no hacen nada.
El fenómeno no es nuevo. En 2016, un niño de 9 años llamado Alireza fue tragado por uno de estos cocodrilos. Y en julio de 2019, Hawa, de 10 años, perdió su brazo derecho mientras buscaba agua para lavar la ropa. Casi fue arrastrada por el animal antes de ser salvada por sus compañeros.
A falta de una estrategia gubernamental aplicada en Baluchistán, los voluntarios han intervenido para intentar salvar a los humanos y gandos saciando su sed. Están alimentando a los lagartos con pechugas de pollo, ya que el calor mortal ha hecho que las ranas y sus presas habituales escaseen.
Desde hace años, una sequía, achacada en parte a la mala gestión de los recursos hídricos por parte de Teherán, hace estragos en Irán, especialmente en el centro y el sur del país, donde de vez en cuando estallan violentas protestas.
En julio, la provincia suroccidental de Juzestán, rica en petróleo, fue escenario de sangrientas protestas por la disminución de los recursos hídricos. Y a finales de noviembre, la policía antidisturbios de la ciudad de Isfahan disparó contra los manifestantes reunidos en el cauce seco del emblemático Zayandeh-Roud.