Las protestas contra el régimen de Irán continúan en Teherán, pese a la represión de las fuerzas de seguridad. Cientos de manifestantes han sido detenidos en los últimos días, en el marco de las protestas de los comerciantes del Gran Bazar.
Abbas Jafari-Dolatabadi, fiscal general de Teherán, advirtió que varios de los detenidos podrían ser enjuiciados. Esas declaraciones se suman a las pronunciadas por el ayatolá Sadeq Amoli Larijani, quien sostuvo que los protestantes encarcelados incluso podrían ser ejecutados, según informa el canal saudí Al Arabiya.
«Interrumpir el orden económico del país es punible con la ejecución, o con hasta 20 años de prisión y la confiscación de todas las propiedades», señaló Larijani.
Y aseguró: «No dudaremos en aplicar la ley«.
Dolatabadi, por su parte, indicó que las protestas fueron organizadas desde el extranjero y acusó a Estados Unidos de haber perturbado la seguridad del país.
«Los agitadores no son del Bazar de Teherán», expresó el fiscal general, quien aclaró que las fuerzas de seguridad «no dudarán en contrarrestar los disturbios».
Ante esta situación, el líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Khamenei, le pidió al Departamento de Justicia iraní que «confronte a quienes interrumpen la seguridad económica».
Desde el lunes pasado cientos de comerciantes del Gran Bazar de Teherán se movilizan en la capital persa en repudio al colapso del valor del rial (moneda local) y a la situación del mercado.
Distintos sectores de la sociedad se unieron a las protestas en rechazo al régimen de Teherán. «No a Gaza, no al Líbano», fueron algunas de las consignas que se pudieron leer en los carteles de protestas, en rechazo a la influencia de Irán en Medio Oriente.
Los primeros años del gobierno revolucionarios se caracterizaron por la virtual eliminación de toda la oposición política en el marco de una represión brutal. El estallido de la guerra con Irak en septiembre de 1980, tras la agresión del régimen de Saddam Hussein, supuso una verdadera tragedia para ambos pueblos y fortaleció aún más la dictadura de los clérigos chiítas.