TEHERÁN (AFP) – El ultraconservador iraní Ebrahim Raisi será investido el martes como nuevo presidente de la república islámica, un país sumido en una profunda crisis económica y golpeado por las paralizantes sanciones de Estados Unidos.
Sustituye al presidente relativamente moderado Hassan Rouhani, cuyo logro histórico fue el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis potencias mundiales.
Raisi, de 60 años, tendrá que abordar las conversaciones nucleares destinadas a reactivar el acuerdo del que Estados Unidos se retiró unilateralmente.
Dos días después de la toma de posesión del martes por el líder supremo de la república islámica, el ayatolá Alí Jamenei, Raisi prestará juramento ante el Parlamento.
Ganó las elecciones de junio, en las que más de la mitad de los votantes se mantuvieron al margen tras la prohibición de presentarse a muchos pesos pesados de la política.
Ex jefe del poder judicial, Raisi ha sido criticado por Occidente por su historial de violación de derechos humanos.
Los problemas económicos de Irán, agravados por las sanciones estadounidenses, serán el mayor reto del nuevo presidente, según Clement Therme, investigador del Instituto Universitario Europeo de Italia.
“Su principal objetivo será mejorar la situación económica reforzando las relaciones económicas de la república islámica con los países vecinos”, dijo Therme a la AFP.
“El objetivo sería construir un modelo de negocio que proteja el crecimiento económico de Irán de las políticas y decisiones estadounidenses”, añadió.
Therme cree que la principal prioridad de Raisi será “eliminar las sanciones estadounidenses” para que Irán pueda reforzar el comercio con sus vecinos y con países no occidentales como China y Rusia.
El acuerdo de 2015 supuso que Irán aceptara restricciones a sus capacidades nucleares a cambio de un alivio de las sanciones.
Pero el ex presidente estadounidense Donald Trump se retiró unilateralmente del acuerdo tres años después y volvió a aumentar las sanciones, lo que llevó a Teherán a retirarse de la mayoría de sus compromisos nucleares.
El sucesor de Trump, Joe Biden, ha señalado su disposición a volver al acuerdo y ha entablado negociaciones indirectas con Irán junto con las conversaciones formales con las partes restantes del acuerdo: Gran Bretaña, China, Francia, Alemania y Rusia.
Malestar económico
Las sanciones de EE.UU. ahogaron a Irán, entre otras cosas, tratando de frenar sus exportaciones de petróleo, y la economía se contrajo más de un seis por ciento tanto en 2018 como en 2019.
Esto fue un golpe para Rouhani, que esperaba liberalizar la economía y desarrollar el sector privado.
En el invierno de 2017-2018, y de nuevo en 2019, las protestas callejeras provocadas por los problemas económicos sacudieron el país. Y en julio de este año, los manifestantes de la provincia de Juzestán, rica en petróleo y azotada por la sequía, salieron a la calle para descargar su ira.
El malestar económico se ha visto agravado por la pandemia de coronavirus, que ha dejado a muchos iraníes luchando por salir adelante.
El economista reformista iraní Saeed Laylaz dijo que el presidente saliente era un “idealista” en su acercamiento a Occidente.
“Rouhani creía que sería capaz de resolver todos los problemas del país rápidamente”, dijo Laylaz, que ha actuado como asesor de los presidentes iraníes.
Laylaz cree que Raisi elegirá un camino diferente.
Tras su elección, Raisi dejó claro que su principal política exterior sería mejorar los lazos con los países de la región.
A mediados de julio, Rouhani dijo que esperaba que su sucesor pudiera cerrar un acuerdo para levantar las sanciones estadounidenses y concluir las conversaciones nucleares.
Pero Jamenei, que presidirá la toma de posesión de Raisi el martes y cuya palabra es definitiva en materia de política, ha advertido de que no se debe confiar en Occidente.
Conversaciones nucleares
El propio Raisi ya ha dicho que no negociará con las otras partes del acuerdo nuclear, e indirectamente con Estados Unidos, solo por negociar.
Su gobierno apoyará las conversaciones que “garanticen los intereses nacionales”, ha dicho.
Entre abril y junio se celebraron en Viena seis rondas de conversaciones nucleares entre Irán y las potencias mundiales. La última ronda concluyó el 20 de junio, y no se ha fijado fecha para otra.
Funcionarios de Teherán dijeron que no habría nuevas conversaciones hasta que Raisi asumiera su cargo.
Según Therme, la nueva administración de Teherán, donde el bando ultraconservador desconfía profundamente de Estados Unidos, no desea presionar.
En Teherán existe la voluntad de “mostrar a la parte estadounidense que no hay urgencia por un compromiso rápido”, dijo.
El nuevo gobierno también quiere demostrar que “puede llegar a un acuerdo mejor que el anterior”, añadió Therme.
Según Laylaz, el futuro del acuerdo nuclear será uno de los factores que afectarán al destino de la economía.
“Si Irán declara su intención de no continuar con las negociaciones, las sanciones se mantendrán”, dijo.
Pero también espera que Washington y Teherán lleguen a un compromiso. “Irán y Estados Unidos no pueden seguir con el statu quo”, dijo Laylaz.