DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos – Los iraníes vieron interrumpido el miércoles su acceso a Instagram, una de las pocas plataformas de redes sociales occidentales que aún están disponibles en el país, tras días de protestas masivas por la muerte de una mujer que fue detenida por la policía de la moral.
NetBlocks, un grupo con sede en Londres que supervisa el acceso a Internet, informó de las interrupciones generalizadas. Testigos dentro de Irán, que hablaron bajo condición de anonimato por motivos de seguridad, dijeron que no podían conectarse utilizando teléfonos móviles o conexiones domésticas.
También informaron de que no podían acceder al servicio de mensajería WhatsApp utilizando las redes móviles iraníes, aunque el servicio seguía estando disponible a través de Wi-Fi. El alcance de esta interrupción no estaba claro de inmediato.
La interrupción de estos servicios limitaría la capacidad de los manifestantes para organizarse y compartir información. Ambos servicios son propiedad de la empresa matriz de Facebook, Meta, que no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Las autoridades iraníes no confirmaron de inmediato su decisión. Sin embargo, a primera hora del miércoles, los medios de comunicación estatales citaron al ministro de Telecomunicaciones de Irán, Isa Zarepour, diciendo que podrían imponerse ciertas restricciones “por cuestiones de seguridad”, sin dar más detalles.
Irán ya bloquea Facebook, Telegram, Twitter y YouTube, a pesar de que los altos funcionarios iraníes utilizan cuentas públicas en dichas plataformas. Muchos iraníes sortean las prohibiciones utilizando redes privadas virtuales, conocidas como VPN, y proxies.
Por otra parte, varios sitios web oficiales, entre ellos los del líder supremo, el presidente y el Banco Central, han sido desactivados, al menos brevemente, por hackers que afirman haber lanzado un ciberataque contra organismos estatales.
El aparente ciberataque se produjo en medio de días de protestas por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, que fue detenida por la policía de la moral iraní por llevar supuestamente el pañuelo islámico obligatorio demasiado suelto. También se produjo horas antes de que el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, se dirigiera a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los hackers vinculados al oscuro movimiento Anonymous dijeron que habían atacado otros organismos estatales iraníes, como la televisión estatal y la oficina del portavoz presidencial.
El portavoz del Banco Central, Mostafa Qamarivafa, negó que el propio banco hubiera sido pirateado, y se limitó a decir que el sitio web era “inaccesible” debido a un ataque a un servidor que lo aloja, en declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias IRNA. El sitio web fue restablecido posteriormente.
La muerte de Amini ha desencadenado protestas en todo el país, con muchos manifestantes enfrentándose a la policía y coreando contra la propia República Islámica.
La policía dice que murió de un ataque al corazón y que no fue maltratada, pero su familia ha puesto en duda esa versión, diciendo que no tenía problemas cardíacos previos y que se les impidió ver su cuerpo.
La oficina de derechos humanos de la ONU afirma que la policía de la moralidad ha intensificado sus operaciones en los últimos meses y ha recurrido a métodos más violentos, como abofetear a las mujeres, golpearlas con porras e introducirlas en los vehículos policiales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que también intervino el miércoles en la Asamblea General de la ONU, expresó su apoyo a los manifestantes, afirmando que “estamos con los valientes ciudadanos y las valientes mujeres de Irán, que ahora mismo se manifiestan para garantizar sus derechos básicos”.
El Reino Unido también emitió una declaración el miércoles en la que pedía una investigación sobre la muerte de Amini y que Irán “respete el derecho de reunión pacífica”.
Raisi ha pedido que se investigue la muerte de Amini. Los funcionarios iraníes han culpado de las protestas a países extranjeros no identificados que, según ellos, intentan fomentar los disturbios.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, no hizo ninguna referencia a las protestas en una reunión celebrada el miércoles con veteranos de la guerra entre Irán e Irak de la década de 1980.
Irán ha sido objeto de varios ciberataques en los últimos años, muchos de ellos por parte de piratas informáticos que expresan críticas a su teocracia.
En febrero, hackers disidentes publicaron un mensaje antigubernamental en un sitio web que emite la programación de la televisión estatal. El año pasado, un grupo en línea difundió imágenes de vídeo del interior de la tristemente célebre prisión iraní de Evin, que afirmaba haber adquirido mediante piratería informática.
Ese mismo año, un ciberataque paralizó las gasolineras de todo el país, creando largas colas de automovilistas enfadados que no pudieron conseguir combustible subvencionado durante días. Los mensajes que acompañaban al ataque parecían referirse al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Otros ataques, de los que Irán ha culpado a Israel, han tenido como objetivo su programa nuclear y sus instalaciones industriales.
En los últimos años, Irán se ha enfrentado a oleadas de protestas, principalmente por una larga crisis económica agravada por las sanciones occidentales relacionadas con su programa nuclear.
El gobierno de Biden y sus aliados europeos han estado trabajando para revivir el acuerdo nuclear de Irán de 2015, en el que Irán frenó sus actividades nucleares a cambio de un alivio de las sanciones, pero las conversaciones han estado estancadas durante meses.