VIENA, Austria (AP) – Inspectores del organismo de control nuclear de las Naciones Unidas hallaron partículas de uranio enriquecidas hasta en un 83,7 % en el sitio nuclear subterráneo iraní de Fordo, dijo un informe visto el martes por The Associated Press y otros importantes medios de prensa, confirmando informes anteriores.
El informe trimestral confidencial del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, distribuido a los Estados miembros, probablemente aumentará aún más las tensiones entre Irán y Occidente sobre el programa del primero. Y eso que Teherán ya se enfrenta a un malestar interno tras meses de protestas y al enfado de Occidente por el envío de drones portadores de bombas a Rusia para su guerra contra Ucrania.
El informe del OIEA sólo habla de “partículas”, lo que sugiere que Irán no está construyendo una reserva de uranio enriquecido por encima del 60%, el nivel al que ha estado enriqueciendo durante algún tiempo.
El informe del OIEA describe que los inspectores descubrieron el 21 de enero que dos cascadas de centrifugadoras IR-6 de las instalaciones iraníes de Fordo habían sido configuradas de forma “sustancialmente diferente” a la declarada anteriormente. El OIEA tomó muestras al día siguiente, que mostraron partículas de hasta un 83,7 % de pureza, según el informe.
“Irán informó al organismo de que podían haberse producido ‘fluctuaciones involuntarias’ en los niveles de enriquecimiento durante el periodo de transición”, decía el informe del OIEA. “Continúan las conversaciones entre la agencia e Irán para aclarar el asunto”.
La misión de Irán ante las Naciones Unidas no respondió inmediatamente a las preguntas sobre el informe, cuyos detalles llevaban circulando más de una semana. El informe del OIEA decía que “aumentaría aún más la frecuencia e intensidad de las actividades de verificación del organismo” en Fordo tras el descubrimiento.
Un portavoz del programa nuclear iraní, Behrouz Kamalvandi, trató la semana pasada de presentar cualquier detección de partículas de uranio enriquecido a ese nivel como un efecto secundario momentáneo del intento de alcanzar un producto acabado de un 60 % de pureza. Sin embargo, los expertos afirman que una variación tan grande en la pureza, incluso a nivel atómico, resultaría sospechosa a los inspectores.
El acuerdo nuclear iraní de 2015 limitaba las reservas de uranio de Teherán a 300 kilogramos y el enriquecimiento al 3,67 %, suficiente para alimentar una central nuclear. La retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo en 2018 puso en marcha una serie de ataques y escaladas por parte de Teherán sobre su programa.
Irán ha estado produciendo uranio enriquecido al 60 % de pureza, un nivel para el que los expertos en no proliferación ya dicen que Teherán no tiene uso civil. Según el informe del OIEA, las reservas de uranio de Irán a 12 de febrero eran de unos 3.760 kilogramos, lo que supone un aumento de 87,1 kilogramos desde su último informe trimestral de noviembre. De esa cantidad, 87,5 kilogramos están enriquecidos al 60 % de pureza.
El uranio con una pureza de casi el 84 % está casi al nivel del 90 %, lo que significa que cualquier reserva de este material podría enriquecerse rápidamente para construir una bomba atómica si Irán así lo decidiera.
Aunque el director general del OIEA ha advertido de que Irán dispone ahora de uranio suficiente para fabricar “varias” bombas nucleares si lo desea, probablemente se tardarían meses más en construir un arma y miniaturizarla potencialmente para colocarla en un misil. Hasta el pasado fin de semana, los servicios de inteligencia estadounidenses mantenían su opinión de que Irán no persigue la fabricación de una bomba atómica.
“Por lo que sabemos, no creemos que el líder supremo de Irán haya tomado aún la decisión de reanudar el programa de fabricación de armas que, a nuestro juicio, suspendió o detuvo a finales de 2003”, declaró el director de la CIA, Williams Burns, al programa “Face the Nation” de la CBS. “Pero las otras dos patas del taburete, es decir, los programas de enriquecimiento, obviamente han avanzado mucho”.
Pero Fordo, que se encuentra bajo una montaña cerca de la ciudad sagrada chií de Qom, a unos 90 kilómetros (55 millas) al suroeste de Teherán, sigue siendo una preocupación especial para la comunidad internacional. Tiene el tamaño aproximado de un campo de fútbol, lo bastante grande como para albergar 3.000 centrifugadoras, pero lo bastante pequeño y endurecido como para hacer sospechar a las autoridades estadounidenses que tenía una finalidad militar cuando expusieron públicamente el emplazamiento en 2009.
Cualquier explicación de Irán, sin embargo, probablemente no será suficiente para satisfacer a Israel, archirrival regional de Irán. El recién restituido primer ministro Benjamin Netanyahu ya ha amenazado con emprender acciones militares contra Teherán. Además, desde el fracaso del acuerdo nuclear, Israel e Irán se han enzarzado en una guerra en la sombra en Oriente Próximo.
Mientras tanto, el martes, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania afirmó que tanto su país como Israel están preocupados por las acusaciones a las que se enfrenta Irán por el uranio enriquecido en casi un 84 %.
“Nos une la preocupación por la escalada nuclear por parte de Irán y por los recientes informes sobre el elevadísimo enriquecimiento de uranio”, declaró Baerbock. “No existe ninguna justificación civil plausible para un nivel de enriquecimiento tan elevado”.
En su intervención en Berlín, el ministro visitante de Asuntos Exteriores de Israel, Eli Cohen, señaló dos opciones para tratar con Irán: utilizar un mecanismo denominado “snapback” en la resolución del Consejo de Seguridad que consagró el acuerdo nuclear de 2015 para reimponer las sanciones de la ONU, y “tener también una opción militar creíble sobre la mesa”.
“Desde nuestra inteligencia y desde nuestro conocimiento, este es el momento adecuado para trabajar en estos dos pasos específicos”, dijo.