Las referencias a Irán han brillado por su ausencia en los comentarios sobre el enfrentamiento entre Israel y las facciones palestinas en Gaza, a pesar de que dos de las principales organizaciones terroristas, Hamás y la Jihad Islámica, han elogiado efusivamente a Teherán y a sus apoderados regionales por proporcionarles capacidad militar y financiación.
Además, la forma en que el conflicto fue enmarcado tanto por los grupos de Gaza como por la red regional más amplia de Irán, desde Hezbolá en el Líbano hasta los Hutíes en Yemen, deja claro que todos ellos ven sus batallas regionales como meros frentes en una jihad transnacional integrada dirigida contra Israel por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI).
Como la Jihad Islámica y Hamás han afirmado repetidamente durante años, tendrían poca capacidad para iniciar estas guerras contra Israel sin el entrenamiento, la financiación, las transferencias de armas y la experiencia del CGRI. Irán no solo suministra armas y cohetes, sino que también ha establecido una capacidad de producción local para todos sus proxys y ha entrenado a operativos externos en los aspectos técnicos, incluso diseñando cohetes más rudimentarios como el Badr-3 que pueden ser fabricados con facilidad en Gaza.
Un funcionario de la Jihad Islámica, Ramez al-Halabi, declaró: “Los muyahidines de Gaza y del Líbano utilizan armas iraníes para golpear a los sionistas. Compramos nuestras armas con dinero iraní. Una parte importante de nuestra actividad está bajo la supervisión de expertos iraníes. Los contornos de las victorias en Palestina de los últimos tiempos se perfilaron con la sangre de Qasem Soleimani, sangre iraní”.
El jefe de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, dijo que la “completa gratitud de su grupo se extiende a la República Islámica de Irán, que no nos ha ahorrado nada a nosotros y a las demás facciones de la resistencia palestina en los últimos años. Nos han proporcionado dinero, armas y experiencia. Nos han apoyado en todo… No estuvieron con nosotros sobre el terreno, pero sí a través de esas capacidades”.
El líder general de Hamás, Ismail Haniyeh, dio las gracias tanto al jefe del CGRI, Hossein Salami, como al líder de su Fuerza Quds, Ismail Qaani, y tanto Haniyeh como el líder de la Jihad Islámica, Ziyad al-Nakhalah, escribieron cartas de agradecimiento al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei.
Nada de esto es particularmente nuevo. En 2018, Sinwar dijo que Hamás, Hezbolá y el CGRI “trabajan juntos y se coordinan y están en contacto casi a diario”. Durante los últimos combates, afirmó que había habido “un alto nivel de coordinación”, que fue subrayado por el vicesecretario general de Hezbolá, Naim Qassem. El diario Al-Akhbar, vinculado a Hezbolá, llegó a afirmar que se había creado una sala de operaciones militares conjuntas en Líbano para supervisar el conflicto, con personal de Hamás, Hezbolá y el CGRI.
La novedad en esta ronda fue el apoyo muy abierto a los Hutíes, tanto en la práctica como en la retórica. Una vez declarado el alto el fuego, representantes de Hamás y de la Jihad Islámica pronunciaron discursos elogiosos en Sanaa, alabando a los Hutíes por su papel en la “victoria”, y el representante local de Hamás concedió un premio a los Hutíes por su apoyo financiero y logístico.
Durante el conflicto, los Hutíes recaudaron fondos para el esfuerzo de guerra. En Siria, el representante de los Hutíes se reunió, al parecer, con el representante de la Jihad Islámica para hablar sobre los combates.
La integración entre todos los proxys de Irán habría ido incluso más allá de lo esperado. Según Al-Akhbar, los Hutíes se pusieron en contacto con Hamás para pedirle coordenadas dentro de Israel en un intento de apuntarles con misiles y drones yemeníes. Sin embargo, Hamás informó a Sanaa de que la situación en el campo de batalla era “muy buena”. Un informe no verificado de Mashregh News, vinculado a la IRGC, afirmó que un yemení del bastión hutí de Saada murió en Gaza durante el conflicto, convirtiéndose en “el primer mártir yemení en la lucha contra el enemigo sionista”.
Los Hutíes, un antiguo proxy iraní, ven su guerra en Yemen como parte de la jihad regional del CGRI para destruir a Israel, de ahí su eslogan, adaptado del propio Irán: “¡Muerte a América! ¡Muerte a Israel! ¡Maldición a los judíos! Victoria del Islam”. Comentarios como los del miembro del politburó hutí Abd Al-Wahhab Al-Mahbashi (“El único camino es el camino a Jerusalén, el camino de la jihad contra los judíos”) son omnipresentes, y los houthis reclutan abiertamente a yemeníes para “liberar la mezquita de Al-Aqsa” en Jerusalén.
Los cohetes y los aviones no tripulados fueron lanzados desde Líbano y Siria, y posiblemente desde Irak, por los proxys de Irán, lo que indica una coordinación en todos los frentes. Al-Halabi, de la Jihad Islámica, resumió esta coordinación diciendo: “El eje entre Jerusalén y Beirut, el eje entre Jerusalén y Bagdad, el eje entre Jerusalén y Damasco, el eje entre Jerusalén y Sanaa y, sobre todo, el eje entre Jerusalén y Teherán, es un eje victorioso”.
Al-Akhbar observó que esta nueva ronda de combates era diferente debido al entrelazamiento de los esfuerzos de todos los clientes y apoderados regionales del CGRI. Según el informe, se trata de “una nueva ecuación establecida por las fuerzas de la resistencia en la última batalla”, algo que ha reiterado recientemente el proxy iraquí del CGRI, Kataib Hezbolá, que ha declarado su “entrada en la ecuación de disuasión” contra Israel en caso de que se produzca otra guerra.
Teniendo en cuenta lo integradas que están las facciones terroristas palestinas en la red de representación del CGRI, y lo dependientes que son de ella desde el punto de vista operativo, no está claro por qué los medios de comunicación y otros comentarios omiten casi universalmente mencionar el papel central iraní.
El objetivo de Hamás y de la Jihad Islámica es, desde hace tiempo, destruir a Israel y establecer un Estado islámico. Su guerra tiene poca relación con las tensiones en Jerusalén, aunque muchos promueven este vínculo. Más bien, es una consecuencia de la actual cruzada panislámica de Irán contra la existencia de Israel.