El presidente de Irán exhortó a su administración a atender las “demandas legítimas” planteadas por manifestantes, según difundieron el martes medios oficiales. El pronunciamiento llegó tras movilizaciones de comerciantes en Teherán, originadas por el deterioro económico y la presión que afronta el sector comercial urbano.
Los comerciantes de la capital mantuvieron cerrados sus negocios el lunes, luego de que la castigada moneda nacional marcara nuevos récords negativos en el mercado paralelo. La caída del rial aumentó el malestar y derivó en una paralización coordinada de actividades en zonas comerciales clave.
Imágenes difundidas por la agencia Fars mostraron el uso de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Sin embargo, el martes la mayoría de tiendas y cafés del centro reanudaron la actividad. Efectivos antidisturbios custodiaron las principales plazas, constataron periodistas de AFP.
El dólar estadounidense cotizaba cerca de 1,42 millones de riales al inicio del cierre del domingo, frente a 820.000 riales registrados un año antes. Hasta el martes, el rial apenas mostró una recuperación marginal, sin revertir la tendencia de depreciación acumulada.
De acuerdo con el diario Etemad, un comerciante que prefirió el anonimato denunció la ausencia de respaldo oficial para quienes enfrentan el fuerte aumento de los costos de importación, una presión que erosiona la rentabilidad y limita la continuidad de numerosos pequeños negocios.
“Ni siquiera hicieron un seguimiento de cómo el precio del dólar afectó nuestras vidas”, se quejó.
“Tuvimos que decidir mostrar nuestra protesta. Con este precio del dólar, ni siquiera podemos vender una funda de teléfono, y a los funcionarios no les importa en absoluto que nuestras vidas se sostengan vendiendo teléfonos móviles y accesorios”.

En este contexto, el presidente Masoud Pezeshkian —con atribuciones inferiores a las del líder supremo Alí Jamenei dentro del sistema político iraní— emitió su mensaje dirigido a las autoridades encargadas de la seguridad y la gestión interna.
“He pedido al ministro del Interior que escuche las demandas legítimas de los manifestantes entablando un diálogo con sus representantes para que el gobierno pueda hacer todo lo que esté en su poder para resolver los problemas y actuar con responsabilidad”, dijo en una publicación en redes sociales.
Según la televisión estatal, el presidente del Parlamento, Mohammad Bagher Ghalibaf, reclamó también “medidas necesarias centradas en aumentar el poder adquisitivo de la gente”.
“Las preocupaciones y protestas de la gente en relación con los problemas de subsistencia deben ser atendidas con plena responsabilidad y diálogo”, afirmó.
Las variaciones constantes de precios paralizan la comercialización de ciertos productos importados. Vendedores y compradores optan por aplazar operaciones a la espera de mayor claridad económica, señalaron corresponsales de AFP desde la capital iraní.
El jefe del Poder Judicial, Gholamhossein Mohseni Ejei, solicitó “el castigo rápido de los responsables de las fluctuaciones cambiarias”, informó el lunes la agencia Mizan, dependiente del ministerio de Justicia.

El Ejecutivo anunció además la sustitución del gobernador del banco central. “Por decisión del presidente, Abdolnasser Hemmati será designado gobernador del Banco Central”, publicó en X el responsable de comunicaciones presidenciales, Mehdi Tabatabaei.
Hemmati ocupó anteriormente el cargo de ministro de Economía y Finanzas. El Parlamento lo destituyó en marzo, tras atribuirle responsabilidades por la pronunciada depreciación del rial registrada durante su gestión.
En diciembre, la inflación alcanzó el 52 por ciento interanual, según datos oficiales. No obstante, ese indicador quedó por debajo de numerosos incrementos reales, en particular en bienes esenciales que afectan directamente el costo de vida cotidiano.
La economía iraní, afectada por décadas de sanciones occidentales, afrontó mayor presión tras el restablecimiento a finales de septiembre de las sanciones internacionales vinculadas al programa nuclear, medidas que habían sido levantadas una década atrás.
Potencias occidentales e Israel acusan a Irán de intentar desarrollar armas nucleares, una afirmación rechazada por Teherán. Aun así, el país enriqueció uranio a niveles cercanos al uso armamentístico, un umbral que el organismo nuclear de la ONU considera sin aplicación civil.
