Aron Verständig sorprende al caminar sin escolta por las calles de Estocolmo, pese a haber sido blanco de un intento de asesinato orquestado por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Como presidente del Consejo Oficial de Comunidades Judías de Suecia, su actitud despreocupada contrasta con la persistencia de la amenaza iraní.
Las autoridades detuvieron y deportaron a los agentes iraníes que habían planeado su asesinato, pero el régimen de Teherán no olvida. El reciente homicidio del crítico islámico Salwan Momika en un suburbio de Estocolmo refuerza la preocupación por la influencia iraní en Suecia. Verständig, aunque no enfrenta una fatwa, podría estar minimizando el peligro.
Interrogado sobre ser objetivo de un patrocinador estatal del terrorismo, Verständig reaccionó con ironía, restando importancia a la situación. La amenaza, sin embargo, no ha disminuido. Incidentes recientes sugieren que Irán ha intensificado su actividad en el país, atacando a judíos, israelíes y opositores persas mediante el reclutamiento de bandas criminales e incluso menores de edad.
El accionar iraní no se limita a Suecia. En los Países Bajos, Alemania, Francia y el Reino Unido, se han reportado asesinatos de opositores iraníes con un claro vínculo con Teherán. El Mossad alertó a la policía sueca sobre la colaboración de Rawa Majid, líder criminal, con el régimen iraní. Detenido en Irán en 2023, Majid habría pactado con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria para ejecutar ataques terroristas en Suecia.
Las investigaciones revelan que la red Foxtrot, liderada por Majid, incorpora a menores en atentados, aprovechando la alta edad de responsabilidad penal en Suecia. Paralelamente, el CGRI intentó asesinar en 2021 a otros dos judíos suecos, uno de ellos con ciudadanía estadounidense, lo que activó la participación del FBI en el caso. Los responsables, Mahdi Ramezani y Fereshteh Sanaeifarid, ingresaron a Suecia en 2015 con identidades falsas y fueron deportados en 2021 tras ser descubiertos.
El servicio de inmigración sueco había recibido advertencias anónimas sobre la verdadera identidad de los iraníes, pero las autoridades no actuaron a tiempo. El periodista Daniel Öhman expuso estas negligencias, revelando que las pruebas no utilizadas provenían de un «país amigo», posiblemente Israel. Ante la consulta sobre posibles infiltraciones similares, la policía de seguridad sueca se limitó a responder que no discute operaciones en curso.
El deterioro de la seguridad para la comunidad judía en Suecia se ha acentuado desde los ataques de Hamás en octubre de 2023. En febrero de 2024, una explosión sacudió la embajada israelí en Estocolmo, y en mayo, menores armados intentaron atacar la misma sede diplomática. Paralelamente, en Gotemburgo, se perpetraron disparos contra una empresa de defensa israelí. Se sospecha que estas agresiones fueron coordinadas por bandas criminales al servicio de Irán.
Informes del Mossad apuntan a que la red criminal Rumba, rival de Foxtrot, también se ha alineado con el régimen iraní. El parlamentario sueco de origen iraní Alireza Akhondi desestima la versión de que Majid actuó bajo coacción, asegurando que su colaboración con el CGRI es voluntaria y mutuamente beneficiosa.
La guerra de bandas entre Foxtrot y Rumba ha provocado una ola de violencia en Suecia. Akhondi, conocido crítico del régimen iraní, teme ser el próximo objetivo. La ejecución de Momika refuerza la sensación de que nadie está a salvo. El primer ministro Ulf Kristersson ha reconocido que el gobierno sueco no puede garantizar la seguridad de todos sus ciudadanos.
La expulsión de los agentes iraníes en 2021 no puso fin a la influencia de Teherán en Suecia. El reciente asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, junto con las derrotas militares de Irán en Siria y el Líbano, han exacerbado la necesidad del régimen de mostrar una victoria simbólica. Un atentado en suelo europeo contra una comunidad judía sería presentado como tal.
La aparente indiferencia de Verständig ante el peligro resulta desconcertante. Convive con la amenaza desde hace años, pero reconoce la preocupación creciente en la comunidad judía. Los atentados frustrados contra la embajada israelí refuerzan la posibilidad de que los terroristas busquen blancos más vulnerables. Aún no ha ocurrido, pero la comunidad debe estar preparada para lo inevitable.