Ebrahim Raisi fue elegido nuevo presidente de la República Islámica de Irán el 19 de junio. La toma de posesión oficial tendrá lugar a principios de agosto. ¿Cómo evolucionará la relación entre Irán e Irak bajo el nuevo presidente iraní?
Raisi es un clérigo destacado en la política iraní. Aunque forma parte del bando conservador, nunca ha entrado en conflicto con ninguno de los líderes reformistas.
Pertenece a los clérigos políticos que ocuparon cargos de alto rango desde el primer periodo de la Revolución Islámica. En 1981, se convirtió en fiscal de la ciudad de Karaj cuando solo tenía 20 años.
En 2019, se convirtió en jefe del sistema judicial, uno de los cargos más altos de Irán. Pocos meses después de asumir ese cargo, el Tesoro de Estados Unidos sancionó a Raisi, alegando violaciones de los derechos humanos.
A lo largo de su carrera, y a pesar de su política de derechas, Raisi ha mantenido una relación equilibrada con los altos dirigentes tanto del campo conservador como del reformista en Irán
Es muy respetado entre el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), y mantiene una buena relación con los de Mashhad, su ciudad natal, entre ellos el comandante de la Fuerza Quds, Ismail Qaani, y Mohammad Bagher Ghalibaf, presidente del Majles, el parlamento iraní.
Se espera que la política de Irán respecto a Irak bajo el mandato de Raisi sea más coherente, especialmente debido a su estrecha relación con diferentes instituciones iraníes encargadas del expediente de Irak.
Tras el asesinato del ex jefe de la Fuerza Quds, el general Qasem Soleimani, por un ataque aéreo estadounidense en enero de 2020, la política de Irán en Irak se ha enfrentado a desafíos, creando un vacío y un caos entre el bando proiraní en Irak.
Esto ha llevado a algunas de las facciones militares proiraníes en Irak a actuar en ocasiones sin coordinación con Irán. Además, la competencia entre las distintas instituciones iraníes, especialmente el servicio de inteligencia y el CGRI, ha contribuido al caos.
Raisi será probablemente un punto de equilibrio entre las diferentes instituciones iraníes. Su estrecha relación personal con el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y con Qaani y Qalibaf, permite esperar una coherencia en la política de Irán en Irak.
Irán es consciente de que su posición en Irak se enfrenta a desafíos tras el asesinato de Soleimani, y debido a la mayor credibilidad del gobierno iraquí y sus instituciones bajo el nuevo gobierno. Por lo tanto, cabe esperar que Irán mantenga buenas relaciones de trabajo con el gobierno iraquí, sin renunciar a su influencia con las Unidades de Movilización Popular (UMP), que han buscado el apoyo de Irán y a veces están en desacuerdo con el Estado iraquí.
Raisi dijo hoy que no negociaría con Estados Unidos sobre el apoyo de Teherán a las milicias regionales, entre las que se encuentran los grupos que respalda en Irak.
Las protestas en las zonas chiíes que comenzaron en octubre de 2019 y el enfrentamiento entre Estados Unidos e Irán en Irak han creado serios desafíos para Irán y sus socios en Irak.
La relación equilibrada de Irak con las partes regionales e internacionales ha ayudado a evitar el conflicto en su suelo y a convertir a Irak en un mediador y punto de encuentro para las distintas partes.
Irak ha acogido varias reuniones entre países de la región, incluidas las conversaciones entre Arabia Saudí e Irán, y ha tratado de ser un puente y no un campo de batalla entre Irán y Estados Unidos.
Las negociaciones en curso entre Irán y Estados Unidos sobre el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), o acuerdo nuclear con Irán, probablemente también jugarían a favor de Irak.
Una relación más equilibrada con todas las partes en Irak conduciría a una relación más estable con Irán también.
No hay razón para pensar que las negociaciones entre Irán y Estados Unidos, Arabia Saudí y varios otros países árabes no continuarán bajo la presidencia de Raisi. La decisión de estas negociaciones fue tomada y está supervisada y autorizada por Jamenei, la máxima autoridad de Irán.
Durante la campaña, Raisi señaló su voluntad de continuar con las conversaciones del JCPOA si era elegido.
Aunque es probable que haya continuidad en todos los aspectos de la política exterior, existen graves problemas entre Irán e Irak que se gestionan más que se resuelven. La regulación de las Unidades de Movilización Popular y su puesta bajo el pleno control del Estado es una de las principales prioridades del presidente iraquí, Mustafa al-Kadhimi. Esto seguirá siendo una fuente de fricción entre Bagdad y Teherán.
El desafío de las células durmientes del Estado Islámico es otra prioridad para ambos países: cualquier colapso en este sentido en Irak afectaría también a Irán. La relación económica frente a las actuales sanciones de Estados Unidos, especialmente en lo que respecta a las importaciones iraquíes de gas y electricidad procedentes de Irán, es también una cuestión muy importante para ambos países.
En estas circunstancias, Irak, bajo el mandato de Kadhimi, dará prioridad a la ampliación de su papel como constructor de puentes en la región, y se mantendrá al margen de los conflictos de la región.