El Departamento de Estado condenó el miércoles el uso de la violencia contra los manifestantes que se oponen al gobierno de Irán, una reprimenda que se produce mientras las negociaciones nucleares con Teherán siguen estancadas.
Las protestas generalizadas, que estallaron hace casi dos semanas por la escasez crónica de agua en la región suroccidental de Juzestán, se han extendido a varias ciudades, incluida la capital, Teherán.
Amnistía Internacional ha acusado a las fuerzas de seguridad iraníes de desplegar una fuerza ilegal, incluso disparando munición real y perdigones, en las protestas. Los medios de comunicación estatales informan de que al menos cinco personas han muerto, pero los grupos de derechos humanos afirman que el número de víctimas es mucho mayor.
“El pueblo iraní está poniendo de relieve no solo sus necesidades insatisfechas, sino también sus aspiraciones incumplidas de respeto a los derechos humanos, derechos a los que tienen derecho las personas de todo el mundo”, declaró el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado.
“Instamos al gobierno iraní a que permita a sus ciudadanos ejercer su derecho a la libertad de expresión y a acceder libremente a la información, incluso a través de Internet”, dijo Price, quien añadió que Estados Unidos está vigilando los informes sobre la ralentización de Internet en la región.
La condena estadounidense se produce en un momento en que las negociaciones nucleares entre Teherán y las potencias mundiales en Viena siguen estancadas. La sexta ronda de conversaciones finalizó en junio sin un acuerdo sobre la reactivación del histórico acuerdo de 2015, que concedía a Irán un alivio de las sanciones a cambio de restricciones a su programa nuclear.
El presidente electo Ebrahim Raisi, un clérigo de línea dura, tomará posesión de su cargo la próxima semana. Los funcionarios iraníes han indicado que las conversaciones no se reanudarán hasta después de la transición de poder.
El miércoles, el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, culpó a los “cobardes” Estados Unidos del estancamiento en las conversaciones nucleares. Jamenei dijo que uno de los principales puntos de fricción es el lenguaje que Estados Unidos quiere que se inserte en el acuerdo, que exigiría a Irán negociar sobre su programa de misiles balísticos y cuestiones regionales en una fecha posterior.