La administración Trump conmemoró los 40 años de la toma de la Embajada de Estados Unidos en Irán el 4 de noviembre de 1979 y la retención de 52 diplomáticos y ciudadanos estadounidenses como rehenes durante un total de 444 días.
“Hoy, honramos a las víctimas de este acto descarado. El régimen iraní sigue atacando a civiles inocentes para utilizarlos como peones en sus fallidas relaciones exteriores”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca Stephanie Grisham en una declaración el lunes. “Hasta que Irán cambie este y otros comportamientos hostiles, seguiremos imponiendo sanciones paralizantes”.
Desde que Estados Unidos se retiró en mayo de 2018 del acuerdo nuclear con Irán en 2015, la administración ha llevado a cabo una campaña de “presión máxima” que ha incluido la reimposición de las sanciones levantadas en virtud del acuerdo y la promulgación de nuevas sanciones financieras contra Teherán.
“El régimen iraní tiene una opción. En lugar de ser el principal Estado patrocinador del terrorismo, puede poner al pueblo iraní en primer lugar. Puede elegir la paz por encima de la toma de rehenes, los asesinatos, el sabotaje, el secuestro marítimo y los ataques a los mercados petroleros mundiales”, continuó Grisham. “Estados Unidos busca la paz, y nosotros apoyamos al pueblo iraní. Es hora de que el régimen iraní haga lo mismo”.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, hablará el lunes en un evento cerrado a la prensa en el Departamento de Estado sobre la conmemoración.
El departamento dijo mediante un comunicado el viernes que “el evento conmemora la valentía que todos los ex rehenes y sus familias han demostrado durante circunstancias inimaginables”.
“Esperamos que llegue el día en que podamos volver a enviar diplomáticos estadounidenses a Teherán. Es lamentable que esta conmemoración sirva como un recordatorio de la larga historia de comportamiento maligno del régimen iraní y el peligro que ha representado para Estados Unidos y el mundo en los últimos 40 años”, dijo el departamento. “El gobierno de Estados Unidos sigue pidiendo al régimen iraní que libere a todos los ciudadanos estadounidenses desaparecidos y actualmente detenidos, incluidos Robert Levinson, Siamak Namazi, Xiyue Wang y otros”.
La crisis de los rehenes terminó el 20 de enero de 1981, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos. Ningún rehén fue asesinado.