Dos funcionarios de los servicios de inteligencia dijeron el domingo a The New York Times que el incendio en la instalación nuclear de Natanz, en Irán, fue causado por una gran explosión que destruyó por completo el sistema de energía interna independiente -y fuertemente protegido- que alimenta las centrifugadoras subterráneas que enriquecen uranio.
Los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron que la explosión había supuesto un duro golpe para la capacidad de Irán de enriquecer uranio y que podría llevar al menos nueve meses restablecer la producción de Natanz.
Los funcionarios de inteligencia dijeron que había habido un “papel israelí” en el incidente. Israel no ha confirmado ni negado públicamente su participación en el incidente.
No estaba claro de inmediato cuánta información anticipada -si es que la hubo- recibió la administración Biden sobre la operación de Natanz, que ocurrió la misma mañana en que el Secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, visitaba Israel, señaló The New York Times.
Anteriormente, el domingo, un funcionario iraní culpó al “sabotaje” de la interrupción de la red de distribución eléctrica de la instalación nuclear de Natanz.
Malek Shariati Niasar, portavoz de la comisión de energía del parlamento iraní, escribió en Twitter que el accidente, ocurrido un día después de que la planta comenzara a enriquecer uranio, era “muy sospechoso” y especuló con la posibilidad de que fuera causado por “sabotaje e infiltración”.
Irán ha declarado que no hubo víctimas ni fugas de radiación por el incidente.
El máximo responsable nuclear iraní condenó el ataque a la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz como un acto de “terrorismo nuclear” e insinuó que Irán podría tomar represalias.