Tras una cumbre de más de cuatro horas en Singapur, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, firmaron un acuerdo histórico por el cual Pyongyang se compromete a desnuclearizarse a la vez que Washington ofrece “garantías de seguridad” al régimen de Corea del Norte.
Mientras tanto, bajo ese telón de fondo, la comunidad de inteligencia Israel estima que la decisión de Trump, de retirar a su país del acuerdo nuclear con Irán ya ha causado un gran daño económico al régimen de los ayatollahs. La evaluación de inteligencia presentada recientemente a la dirección política sostiene que la reacción en cadena causada por la decisión estadounidense, el 8 de mayo pasado, fue más significativa de lo que se pensaba.
Con el anuncio de su decisión, Trump amenazó simultáneamente con reimponer duras sanciones a la industria petrolera iraní y a las compañías extranjeras que comercian con ella. Se espera que las medidas en esta ámbito entren en vigor a principios de noviembre. Varias compañías estadounidenses, incluyendo al fabricante de aviones Boeing y a General Electric, que ha firmado contratos para suministrar equipos a la envejecida industria petrolera iraní, se disponen a detener sus inversiones en Irán.
Irán esperaba recibir importantes beneficios económicos de las transacciones con empresas europeas y estadounidenses en un futuro cercano. Sin embargo, el régimen en Teherán enfrenta ahora el abandono de empresas que ya habían firmado contratos y la suspensión de las negociaciones por parte de otras compañías, debido a las medidas estadounidenses. Esto va acompañado de una creciente presión interna sobre el régimen, que se refleja en frecuentes manifestaciones de la oposición en varias ciudades del país. La mayoría de las manifestaciones se centran en el costo de la vida.
La Inteligencia israelí está impresionada por el hecho de que la doble presión económica, tanto a nivel nacional como del exterior, agrava las disputas entre el campo conservador y el más moderado. Parte del debate se refiere a la vasta asistencia que Irán otorga a las organizaciones terroristas y guerrilleras en el Oriente Medio. Según diversas estimaciones, Teherán otorga anualmente cerca de mil millones de dólares para estos fines. Parte de los dineros van a parar, entre otros a Hezbolá, y las milicias chiís que luchan en favor del régimen de Assad en Siria, los rebeldes hutíes del Yemen, y las dos organizaciones terroristas palestinas que controlan la Franja de Gaza, Hamás y la Jihad Islámica. El campo moderado apoya los recortes a estas inversiones. Algunas de las manifestaciones en Irán han estado acompañadas de lemas y pancartas contra la transferencia de fondos para estos fines a expensas del bolsillo del pueblo iraní.
Según este análisis, los líderes en Teherán también están preocupados por la presión actual sobre Siria para llegar a un acuerdo en el que se reduzca su presencia militar, especialmente en el sur del país, cerca de la frontera con Israel. Rusia ha insinuado recientemente varias veces que quiere alejar a las fuerzas iraníes, al menos de la frontera sirio-israelí en los Altos del Golán. Las acciones del general Qasem Soleimani, comandante del la Fuerza “Quds” del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán que conducen al afianzamiento militar iraní en Siria, está causado un cierto grado de controversia en Teherán, debido a la escalada del conflicto con Israel
Sin embargo, a pesar de la multiplicación de los eventos que preocupan al régimen iraní, la Inteligencia israelí no se apura a diagnosticar que la estabilidad del régimen esté en peligro. El liderazgo en Teherán ya ha enfrentado oleadas de protestas en el pasado, incluso a principios de este año
Tras la retirada de Washington del acuerdo nuclear, Irán anunció que estaba reanudando el proceso para aumentar su capacidad de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, estas acciones aún se están realizando dentro de los límites establecidos en el acuerdo nuclear de 2015 y no constituyen un incumplimiento del mismo. Aparentemente, se trata de un mensaje enviado a los países europeos que firmaron el acuerdo y no un preludio de la retirada iraní del pacto nuclear.