Irán y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) firmaron un acuerdo en El Cairo que establece las bases para retomar la cooperación y definir modalidades para inspeccionar las instalaciones nucleares iraníes. La firma tuvo lugar tras un encuentro entre el ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Badr Abdelatty, su homólogo iraní, Abbas Araghchi, y el director general del OIEA, Rafael Grossi. Fue la primera reunión desde que Irán suspendió la cooperación hace dos meses.
La reunión se celebró en un momento de tensión regional, después de que Francia, Alemania y Reino Unido comenzaran el 28 de agosto el proceso de reimposición de sanciones a Irán por su incumplimiento de un acuerdo de 2015 destinado a impedir el desarrollo de armas nucleares. El 2 de julio, el presidente iraní Masoud Pezeshkian firmó una ley que suspendió toda cooperación con el OIEA, al acusar al organismo de haber facilitado ataques israelíes durante un conflicto de doce días en junio.
Desde la guerra, el OIEA inspeccionó únicamente la central nuclear de Bushehr, operada con asistencia rusa, y verificó un reemplazo de combustible durante dos días a partir del 27 de agosto. La agencia no ha podido verificar el arsenal nuclear de Irán desde el 13 de junio, y considera la situación de “seria preocupación”. Egipto intervino para fortalecer la cooperación entre Teherán y el OIEA. El ministerio iraní calificó las conversaciones de “técnicas” y “complicadas”.
Grossi valoró el acuerdo como un “paso importante en la dirección correcta” y afirmó que coincidió con Araghchi sobre modalidades prácticas para reanudar las inspecciones. Abdelatty señaló que el marco de cooperación abriría un nuevo camino hacia negociaciones sobre el programa nuclear iraní, primero con las potencias europeas que amenazan sanciones y luego con Estados Unidos.
Israel justificó su amplio ataque de junio contra líderes militares iraníes, científicos nucleares y sitios estratégicos, al afirmar que su objetivo era impedir un plan declarado de destruir el Estado judío. Irán negó que buscara armas nucleares, pero realizó enriquecimiento de uranio a niveles no pacíficos, bloqueó inspecciones internacionales y amplió sus capacidades de misiles balísticos.
Como represalia, lanzó más de quinientos misiles y alrededor de mil cien drones contra Israel, lo que causó treinta y una muertes y más de tres mil heridos según fuentes israelíes. Teherán afirmó más de mil muertos, sin posibilidad de verificación independiente.