El miércoles, Amnistía Internacional acusó a las fuerzas de seguridad iraníes de utilizar la tortura para obtener confesiones, e informó que cientos de personas han sido encarceladas desde la amplia represión de las protestas del año pasado.
Las manifestaciones estallaron en todo Irán en noviembre del 2019 después de una importante subida del precio de la gasolina, pero fueron sofocadas por las fuerzas de seguridad con detenciones masivas en medio de un apagón casi total de Internet.
Amnistía mencionó que había reunido docenas de testimonios de las siete mil personas que estimó fueron arrestadas, entre las que se encontraban niños de tan solo 10 años.
Los relatos revelan “un catálogo de escandalosas violaciones de los derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y otros malos tratos”, añadió el grupo de derechos humanos con sede en Londres.
Los arrestados fueron torturados para que confesaran su participación en las protestas, su pertenencia a grupos de oposición o sus contactos con gobiernos y medios de comunicación extranjeros, añadió.
La tortura y otros malos tratos por parte de la policía, los agentes de inteligencia y otros “fueron generalizados”, indicó el grupo de derechos humanos.
Amnistía afirmó que había registrado los nombres de más de 500 personas “sometidas a procedimientos penales injustos en relación con las protestas”.
“Desde entonces, cientos de personas han sido condenadas a penas de prisión y flagelación, y varias a la pena de muerte, tras juicios manifiestamente injustos presididos por jueces parciales a puerta cerrada”, manifestó Amnistía.
Las sentencias de prisión oscilaron entre un mes y diez años, según el informe.
Las técnicas de tortura incluían el submarino, las palizas, las descargas eléctricas, el rociado de pimienta en los genitales, la violencia sexual, las ejecuciones simuladas y el arrancamiento de uñas de los dedos de las manos y los pies, informó Amnistía.
“Sentí como si me atravesaran todo el cuerpo con millones de agujas”, declaró un hombre presuntamente torturado con electricidad a Amnistía.
Otro hombre expresó que fue suspendido de sus manos y pies de un poste, un método que sus interrogadores supuestamente llamaron “chicken kebab”, decía el informe.
En mayo, el ministro del interior de Irán sugirió que hasta 225 personas fueron asesinadas durante las protestas de noviembre, cuando los surtidores de gasolina fueron incendiados, las comisarías atacadas y las tiendas saqueadas.
Un grupo de expertos independientes en derechos de la ONU señaló en diciembre que más de 400 personas podrían haber muerto en la represión, según informes no confirmados.
Irán culpó de la violencia que estalló durante las protestas a “matones” respaldados por sus enemigos los Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.