El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán anunció el sábado que detuvo a ocho personas acusadas de intentar transferir coordenadas de instalaciones estratégicas y datos de altos mandos militares al Mossad de Israel. Los medios estatales indicaron que el caso se vinculó con la guerra de junio, cuando Israel atacó objetivos nucleares iraníes y eliminó a comandantes de alto rango, el golpe más grave contra Teherán desde la guerra Irán-Irak.
Los detenidos enfrentaron cargos por entregar información a la inteligencia israelí en plena ofensiva, durante la cual Israel destruyó instalaciones críticas. Irán respondió con misiles y drones, mientras Estados Unidos intervino el 22 de junio con ataques directos contra instalaciones nucleares. Según una declaración del CGRI, organización designada terrorista por Washington, los acusados recibieron instrucción especializada del Mossad mediante plataformas en línea antes de su captura.
La detención ocurrió en el noreste del país, donde las fuerzas de seguridad confiscaron componentes para fabricar lanzadores, explosivos, bombas y artefactos trampa. A inicios de mes, la policía iraní informó la captura de unos 21.000 sospechosos durante los doce días de guerra, sin especificar las acusaciones individuales. Las autoridades reforzaron su presencia en las calles y ejecutaron una amplia campaña de arrestos, mientras el alto el fuego se alcanzó bajo mediación estadounidense.
En los últimos meses, Irán ejecutó al menos a ocho personas, entre ellas el científico nuclear Rouzbeh Vadi, ahorcado el 9 de agosto por presuntamente pasar información a Israel relacionada con otro científico muerto en bombardeos israelíes. Organizaciones de derechos humanos señalaron que Teherán utilizó cargos de espionaje y ejecuciones rápidas como instrumentos para intensificar la represión política interna y neutralizar posibles redes de inteligencia extranjeras.
Israel declaró que su ofensiva masiva contra comandantes militares, científicos nucleares, sitios de enriquecimiento de uranio y el programa balístico iraní resultó esencial para impedir que la República Islámica concretara su amenaza de destruir al Estado judío. Teherán negó buscar armas nucleares, aunque enriqueció uranio sin fines civiles, bloqueó inspecciones internacionales y reforzó sus capacidades misilísticas. Israel afirmó que Irán avanzó hacia la militarización nuclear, mientras Teherán reportó cientos de muertos sin verificación independiente.
La represalia iraní incluyó más de quinientos misiles balísticos y mil cien drones contra territorio israelí. Los ataques causaron la muerte de treinta y una personas y dejaron más de tres mil heridos, según cifras confirmadas por autoridades sanitarias israelíes y centros hospitalarios, que evaluaron el impacto como uno de los más graves registrados contra el país en años recientes.