Líderes internacionales destacaron el anuncio del miércoles sobre un alto el fuego acompañado de un intercambio de rehenes y prisioneros entre Israel y Hamás. Hicieron un llamado a ambas partes para que respeten lo pactado, liberen a los cautivos y agilicen la asistencia a los civiles de Gaza.
El acuerdo despertó alivio y esperanza en torno al fin de la guerra israelí-palestino. Declaraciones oficiales, mensajes transmitidos en medios y publicaciones en línea demandaron asistencia urgente para Gaza.
Estados Unidos, Egipto y Qatar, mediadores del pacto, confirmaron los términos del miércoles, los cuales, de aplicarse, pondrían fin a la guerra iniciada el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás perpetró un ataque contra Israel que dejó 1.200 muertos, mayormente civiles, y secuestró a 251 personas. De ellas, 94 continúan retenidas junto a otros cuatro cautivos desde hace una década.
Desde Irán, los Guardias Revolucionarios calificaron el alto el fuego como una “victoria” para Palestina y una “derrota” para Israel. En un comunicado, señalaron que “el fin de la guerra es una gran victoria para Palestina”. El ayatolá Alí Jamenei, líder supremo iraní, afirmó que la “resistencia” palestina logró obligar a Israel a retirarse.
El ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, instó a las potencias a garantizar un flujo constante de ayuda a Gaza. Arabia Saudita agradeció los esfuerzos mediadores y subrayó la importancia de resolver la guerra desde su raíz. Por su parte, Emiratos Árabes Unidos destacó la necesidad de cumplir con los compromisos adquiridos.
Irak urgió a permitir la entrada de ayuda humanitaria y a intensificar la reconstrucción de las áreas devastadas por los ataques. Los hutíes en Yemen elogiaron la resistencia de Gaza frente a la ofensiva israelí.
Desde Sudáfrica, el gobierno celebró el cese de hostilidades y lo consideró una oportunidad para avanzar en la justicia. Turquía expresó el deseo de que este acuerdo facilite una paz duradera en la región.
El alto el fuego, programado para entrar en vigor el domingo, incluye el intercambio de rehenes israelíes por terroristas palestinos presos, entre ellos terroristas condenados. También servirá como base para negociaciones hacia un acuerdo de paz definitivo, pendiente aún de aprobación formal.
En Europa, líderes como Keir Starmer, primer ministro británico, y Olaf Scholz, canciller alemán, destacaron la liberación de rehenes y la importancia de asegurar una solución de dos Estados. Emmanuel Macron, presidente de Francia, instó al cumplimiento del acuerdo y a aliviar la situación en Gaza.
Otros líderes, como Alexander De Croo de Bélgica y Pedro Sánchez de España, expresaron optimismo ante este avance, mientras que Giorgia Meloni de Italia destacó la posibilidad de incrementar la ayuda humanitaria. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, celebró el acuerdo como un símbolo de esperanza para la región.
En Asia y Oceanía, China manifestó su esperanza de que el alto el fuego contribuya a reducir tensiones. Anthony Albanese, primer ministro australiano, consideró el acuerdo un paso hacia la estabilidad y reafirmó su condena a Hamás, señalando que este grupo no debería formar parte del futuro gobierno de Gaza.