Tres mujeres iraníes han sido acusadas de “incitar a la prostitución” por no llevar velo y sentenciadas a un total de 55 años de prisión entre ellas.
Un video de las tres mujeres, sin velo, repartiendo flores a las pasajeras en un tren en Teherán durante el Día Internacional de la Mujer se volvió viral. Semanas más tarde Mojgan Keshavarz, Monireh Arabshahi y la hija de esta, Yasaman Aryani, fueron arrestadas y han sido sometidas a intensos interrogatorios, confinamiento solitario y abusos.
Amnistía Internacional (AI) se sumó al llamamiento de la ONU y consideró que “las tres son presas de conciencia, detenidas únicamente por su campaña pacífica contra la legislación discriminatoria sobre el uso obligatorio del velo”. La organización envió una carta al presidente del poder judicial, Ebrahim Raisi, un clérigo ultra-conservador a quien muchos expertos ven como el sucesor de Ali Khamenei, pidiendo su liberación y denunciando “un juicio injusto” porque “no se les permitió el acceso a sus abogados en ninguna etapa del proceso”.
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El 31 de julio, las tres mujeres fueron condenadas a 55 años de prisión entre ellas. Yasaman y su madre, Monireh, recibieron una sentencia de 16 años cada una y Mojgan recibió 23 años y 6 meses.
Ninguna de las mujeres tuvo acceso a un abogado durante el juicio y las tres reportaron haber sido verbalmente abusadas y amenazadas por el juez.
Este fue esencialmente un juicio falso y las tres mujeres han sido injustamente sentenciadas.
Esta es la última de una preocupante tendencia a tomar medidas enérgicas contra las mujeres que hacen campaña en Irán.
Desde 2014 se suceden diferentes movimientos de protesta contra el uso obligatorio del velo, impuesto a las iraníes tras el triunfo de la revolución islámica en 1979. Activistas como Masih Alinejad han liderado desde el exilio campañas en las redes sociales como “Mi libertad oculta”, en la que animaba a las mujeres a fotografiarse sin pañuelo, o “Miércoles blancos”, que invita a las iraníes a usar ropa o pañuelos blancos este día de la semana en señal de protesta.
A principios de este año, Nasrin Sotoudeh fue condenada a 38 años de prisión y 148 latigazos por defender a mujeres que protestaban pacíficamente contra las leyes iraníes sobre el uso del hiyab forzado.
Esto no puede continuar. Debemos demostrar a las autoridades iraníes que el mundo está observando.