Miles de iraníes se congregaron para recordar la Revolución Islámica de 1979, en el primer evento de este tipo desde el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la reanudación de su política de presión extrema contra Teherán.
El aniversario marca la caída del sha Mohammad Reza Pahlavi, apoyado por Estados Unidos, y el establecimiento de la teocracia chiíta en Irán, en un contexto de gran incertidumbre nacional.
Sanciones devastadoras han golpeado la economía iraní y la posibilidad de nuevas restricciones sigue latente, mientras Trump insinúa estar dispuesto a negociar un acuerdo sobre el acelerado programa nuclear iraní.
Desde el liderazgo iraní, el ayatolá Alí Jamenei rechazó cualquier diálogo con Estados Unidos, calificándolo de imprudente y deshonroso. Aunque no ordenó formalmente evitar las conversaciones, manifestó su desconfianza hacia Washington.
En la capital, ciudadanos con banderas y pancartas avanzaron hasta la Plaza Azadi pese a las bajas temperaturas. Mensajes contra Estados Unidos e Israel predominaban entre los carteles, mientras imágenes de Jamenei resaltaban en la multitud.
Un vehículo con figuras de Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu tras las rejas atrajo la atención de los asistentes. Un manifestante levantó un cartel con la frase: «Vamos a acabar con Israel». En la plaza, el ejército iraní exhibió réplicas de misiles.
Durante el último año, Irán ha lanzado ataques con misiles y drones contra Israel, en respuesta a la guerra en Gaza iniciada con la incursión de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre de 2023. Al día siguiente, Hezbolá, aliado de Irán, comenzó hostilidades en la frontera norte de Israel, desencadenando una guerra abierta.
Las defensas aéreas israelíes, con respaldo de Estados Unidos y aliados, neutralizaron la mayor parte de los ataques iraníes. En represalia, Israel bombardeó Irán dos veces, causando graves daños en sus sistemas de defensa y en plantas de fabricación de armamento.
Las hostilidades con Hezbolá concluyeron con un alto el fuego en noviembre, mientras la guerra en Gaza alcanzó un frágil acuerdo en tres fases, deteniendo los combates el mes pasado.
Entre los asistentes en Teherán, Mohsen Amini, profesor de 48 años, expresó su respaldo al país pese a la crisis económica. Hamideh Zamani, ama de casa de 31 años, afirmó que continuarán resistiendo cualquier amenaza de Occidente, reafirmando su compromiso con la República Islámica.
Por primera vez desde la muerte del presidente Ebrahim Raisi en mayo, el nuevo mandatario Masoud Pezeshkian se dirigirá a la multitud. La televisión estatal promueve las manifestaciones mientras el feriado oficial permite la participación masiva.
La Revolución Islámica se originó en el creciente descontento contra el sha, quien huyó del país en enero de 1979. Su caída definitiva ocurrió el 11 de febrero, tras días de protestas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
En abril, Irán optó por convertirse en una República Islámica con el ayatolá Ruhollah Jomeini como su primer líder supremo. La tensión con Estados Unidos se intensificó meses después, cuando Washington permitió la entrada del sha para recibir tratamiento médico.
En noviembre de 1979, estudiantes terroristas asaltaron la embajada estadounidense en Teherán, desencadenando la crisis de los rehenes, que se prolongó por 444 días y cimentó décadas de hostilidad entre ambos países.