“Es de conocimiento público que varios miembros del ejército han sido arrestados después de contrabandear uranio desde Venezuela, y creemos que Irán es uno de los principales destinos”, dijo el líder venezolano Juan Guaidó, durante el fin de semana en una entrevista exclusiva a Israel Hayom.
Guaidó habló de sus temores de ser arrestado por el régimen del presidente Nicolás Maduro, hizo sonar la alarma sobre la infiltración de Irán en el país golpeado, y también entregó un mensaje a Jerusalén.
Es lógico que la conversación con Guaidó, de 37 años, se produjera bajo la atenta mirada de una agencia de inteligencia local, ahora una parte rutinaria de la vida del hombre que surgió para encabezar la lucha contra el régimen de Maduro y el Partido Socialista Unido, otro modelo fallido del socialismo populista que se ha apoderado del país desde 1999.
Hace unos dos años, tras ser elegido como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Guaidó saltó a la fama internacional como la gran nueva esperanza para su país. El pueblo creía que poseía la clave para cambiar el régimen, que de hecho brutaliza a quienes se oponen a él con detenciones, torturas e incluso ejecuciones.
Las masas respondieron a sus llamamientos y salieron a la calle, armadas con la expectativa y la esperanza de que el punto de inflexión estaba a la vuelta de la esquina. Incluso la comunidad internacional reconoció a Guaidó como presidente interino del país, incluyendo la Unión Europea, Estados Unidos e Israel.
Ahora, el panorama es completamente diferente. La ilusión ha decaído con el tiempo, el apoyo internacional se ha vuelto efímero -incluso la UE dejó de reconocerlo como presidente interino- y solo queda una constante: Maduro y el chavismo.
“El régimen de Maduro se ha convertido en un sindicato del crimen, mientras importa petróleo de Irán. En la actualidad, existe una investigación preliminar sobre las reservas de uranio en Venezuela y los países a los que podría enviarse este material”, revela Guaidó desde su residencia en la capital, Caracas. “Hay una gran reserva de uranio en Venezuela que sale del país de contrabando de alguna manera, a través de canales ilegales”.
El país sudamericano mantiene estrechas relaciones con Irán desde hace años, en medio de persistentes rumores de cooperación con el país vecino en el campo de la energía nuclear.
Al describir las primeras etapas de la presencia de Irán en Venezuela, Guaidó dice: “La dictadura de Maduro permitió la entrada de Irán. Comenzó cuando [el ex presidente Hugo] Chávez empezó a recibir a empresas sometidas a sanciones por parte de Estados Unidos y otros países”.
En enero de 2019, el primer ministro Benjamín Netanyahu reconoció a Guaidó como líder oficial del país, que sigue siendo la posición oficial de Israel hasta el día de hoy.
Chávez rompió las relaciones entre Israel y Venezuela en 2009 a raíz de la Operación Plomo Fundido de las FDI en la Franja de Gaza.
Hoy, Guaidó está agradecido y tiene un mensaje para Jerusalén: “El gobierno de Israel proporciona un importante apoyo diplomático en la guerra contra la dictadura”, dijo.
Los miembros de la oposición en Venezuela están en constante peligro. Sus vidas están a merced del “dictador”, como Guaidó se refiere a Maduro. Las Naciones Unidas han acusado a su régimen de crímenes contra la humanidad. Guaidó, por su parte, se esfuerza por recuperar el apoyo internacional.
Recientemente discutió con el Secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, posibles caminos hacia “la democracia y la celebración de elecciones libres”, pero aún no está claro qué posición adoptará el gobierno de Biden en cuanto al problema humanitario en Venezuela.
Preguntado por la amenaza de arresto que pende sobre su cabeza, Guaidó dijo ser consciente del peligro, pero que sigue estando seguro de su camino y de sus principios.
“Las amenazas de la dictadura existen, y funciona así porque el pueblo no la apoya y no tiene mucho apoyo en la comunidad internacional”, explicó.
“La única alternativa de Venezuela es la celebración de elecciones libres y permitir un proceso para un gobierno legítimo”, concluye Guaidó.