Irán ha ejecutado a un guardia de un banco condenado por disparar mortalmente a un clérigo de alto rango en abril, tras meses de disturbios, informan los medios de comunicación estatales.
El ayatolá Abbas Ali Soleimani, de 77 años, era el clérigo de mayor rango asesinado tras las protestas y una sangrienta represión de los manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad.
Los manifestantes se enfurecieron por la muerte en septiembre de Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida por la policía de moralidad del país. Las protestas fueron amainando en los primeros meses del año.
La ejecución tuvo lugar en la ciudad septentrional de Babol, en la provincia iraní de Mazandaran, al norte de la capital, Teherán, en presencia de la familia de la víctima, según el medio estatal IRNA.
Las autoridades no ofrecieron ningún motivo para el atentado perpetrado en abril en Babolsar, localidad cercana al lugar de la ejecución.
Soleiman había formado parte de la Asamblea de Expertos, un panel de 88 miembros que supervisa el cargo de líder supremo de Irán. También había sido representante personal del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, en la conflictiva provincia suroriental iraní de Sistán y Baluchistán.
Aunque el clero chií ha desempeñado durante mucho tiempo un papel importante en Irán, sobre todo después de la Revolución Islámica de 1979, el descontento ha aumentado en los últimos años durante las oleadas de protestas nacionales por cuestiones económicas, políticas y de derechos civiles.