Cientos de miembros de Hamás y Palestina Islámica recibieron entrenamiento militar en Irán previo al mortal ataque en Israel, revela un informe.
Un reciente artículo del The Wall Street Journal detalla cómo aproximadamente 500 terroristas, pertenecientes a Hamás y Palestina Islámica, viajaron a Irán para recibir “entrenamiento especializado de combate” semanas antes del ataque coordinado contra Israel el 7 de octubre. En este asalto masacraron a más de 1.400 israelíes, mayoritariamente civiles, y la capturaron al menos 224 rehenes tras penetrar la barrera fronteriza en Gaza.
El entrenamiento estuvo a cargo del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Aunque Irán ha expresado su apoyo al ataque, niega cualquier participación en la planificación del mismo. Sin embargo, el informe señala que el general de brigada Esmail Qaani, líder de la Fuerza Quds, estuvo presente durante las sesiones de entrenamiento.
Las acusaciones no se limitan a reportes periodísticos. El contralmirante Daniel Hagari, portavoz de las FDI, en una rueda de prensa, identificó a Irán como un colaborador clave en la preparación del ataque, proporcionando a Hamás no solo entrenamiento, sino también armamento, financiamiento y experticia tecnológica. Afirmó que este apoyo no ha cesado y se manifiesta actualmente a través de inteligencia y propaganda contra Israel.
En conversaciones con el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro Benjamin Netanyahu describió la situación como una lucha contra un “eje del mal”, compuesto por Irán, Hezbolá, Hamás y sus aliados.
Adicionalmente, el The Wall Street Journal indica que funcionarios de seguridad iraníes aprobaron el asalto en una reunión en Beirut antes del ataque. Esta afirmación se basa en declaraciones de líderes de Hamás y Hezbolá. Contrariamente, fuentes oficiales estadounidenses han refutado esta conexión directa, reconociendo el histórico apoyo de Teherán a Hamás, pero sin confirmar su involucramiento directo en este incidente específico.
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, señaló en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU que Irán ha estado apoyando a entidades terroristas como Hamás, Hezbolá y los Hutíes, involucrados en ataques contra Israel. Esta declaración fue rápidamente contrarrestada por el representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, quien negó categóricamente las acusaciones, calificándolas de “infundadas”.
En una instancia previa, Blinken había manifestado la ausencia de “pruebas directas” sobre la participación de Irán en recientes atentados, aunque no descartó futuros cambios en esta posición. En un giro de acusaciones, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, denunció que Estados Unidos estaba detrás de los ataques de Israel contra Hamás, describiendo a la nación norteamericana como “cómplice definitivo de criminales”.
Jamenei sugirió que las acciones en Gaza eran en parte dirigidas por Estados Unidos, implicando su responsabilidad en las consecuencias humanitarias. Estas tensiones alcanzaron un punto crítico cuando Teherán advirtió sobre una posible escalada incontrolable en la región si persistían los conflictos en Gaza.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, expresó una amenaza velada, indicando que la región podría sumirse en el caos si no se ponía fin a la guerra en Gaza, señalando tanto a Estados Unidos como a Israel. Esta serie de intercambios retóricos destaca la creciente tensión entre Irán y Estados Unidos en el contexto del conflicto en curso en Gaza.