El gobierno iraní ha sumado dos plantas nucleares más a sus maniobras militares en curso, según reportaron medios estatales el domingo. Las nuevas ubicaciones se encuentran en el centro y el oeste del país.
Bajo el nombre de Eqtedar, que en farsi significa “poder”, los simulacros dieron inicio la semana pasada y continuarán hasta mediados de marzo. Estas maniobras involucran tanto al ejército regular de Irán como al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), considerado la facción más ideológica de las fuerzas armadas iraníes.
Inicialmente, los ejercicios se enfocaron en la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, situada en el centro del país, según lo anunciado por el CGRI el pasado martes.
Las autoridades confirmaron el domingo que las maniobras militares se han trasladado también a las instalaciones nucleares de Fordo y Khondab. Ambas plantas están ubicadas en las regiones central y occidental de Irán, respectivamente, según informó la televisión estatal.
Dichas operaciones incluyen el despliegue de misiles, sistemas de radar, equipos de guerra electrónica y unidades de reconocimiento, que realizan tareas tanto ofensivas como defensivas, según los informes oficiales.
Estas maniobras se producen después de un ataque lanzado por Israel a finales de octubre contra varios objetivos estratégicos en Irán. Esa ofensiva israelí buscaba reducir las capacidades de defensa aérea iraní y su producción de misiles, en represalia por un masivo ataque con misiles balísticos ejecutado por Irán a principios del mismo mes.
El contexto internacional también influye en estas acciones. Las maniobras iraníes se desarrollan en un momento en que su programa nuclear está bajo fuerte escrutinio, especialmente por el retorno del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a la Casa Blanca.
Durante su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Teherán y ordenó el asesinato de un alto mando del CGRI mediante un ataque con drones en territorio iraquí.
Irán tiene previsto retomar el diálogo nuclear el lunes en Suiza, en reuniones con representantes de Francia, Reino Unido y Alemania.
En enero, el portal estadounidense Axios publicó que Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, presentó al presidente Joe Biden posibles escenarios para una intervención militar contra las instalaciones nucleares iraníes. Estas opciones se habrían analizado ante el riesgo de que Irán avanzara en la producción de un arma nuclear antes de la asunción de Trump el 20 de enero.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán rechazó estos informes. Su portavoz, Esmaeil Baqaei, calificó las amenazas contra las instalaciones nucleares iraníes como una violación grave del derecho internacional y criticó duramente a los países que promueven dichas acciones.
Pese a las críticas internacionales, Irán asegura que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos y descarta cualquier intención de fabricar armas nucleares.
Aun así, las autoridades iraníes han aumentado la producción de uranio enriquecido en los últimos años. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán es el único país sin armas nucleares que ha logrado enriquecer uranio hasta un 60%, un nivel muy cercano al 90% necesario para fabricar una bomba atómica. Este nivel de enriquecimiento supera ampliamente los requisitos de cualquier programa nuclear civil.