El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Khamenei, advirtió el miércoles a sus rivales regionales del Golfo, Arabia Saudita y Bahrein, que no apoyen el plan de paz de Estados Unidos en Oriente Medio, calificando el próximo acuerdo como “una gran traición al mundo islámico”.
Washington se está preparando para implementar los aspectos económicos de su tan esperado plan para resolver el conflicto israelí-palestino en un seminario en Bahrein a finales de este mes.
“El propósito de esta conferencia es hacer realidad el traicionero y furtivo plan de Estados Unidos para Palestina, al que llamaron el ‘Acuerdo del Siglo’”, dijo Khamenei en un discurso de oración dedicado por la festividad religiosa de Eid al-Fitr en Teherán.
“El ‘Acuerdo del Siglo’, con la ayuda de Dios, nunca echará raíces… es una gran traición al mundo islámico. Esperamos que los dirigentes de Bahrein y la Arabia Saudita se den cuenta de la difícil situación en que se encuentran y de lo mal que les irá en el futuro”.
Los aliados de Estados Unidos, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, tienen la intención de asistir a la Conferencia de Bahrein el 25 y 26 de junio, pero los palestinos la están boicoteando y pidiendo a otros Estados árabes que se mantengan alejados.
Bahrein insiste en que su único propósito al celebrar el Seminario de Paz para la Prosperidad es ayudar a los palestinos a “aumentar sus recursos para hacer realidad sus aspiraciones legítimas”, reiterando que su país sigue apoyando el objetivo palestino de establecer un Estado independiente.
Al calificar el plan de “muerto a su llegada”, los palestinos ya ven la propuesta de Estados Unidos como un prejuicio flagrante contra Israel, citando el reconocimiento estadounidense de Jerusalén y la transferencia de su embajada allí, así como la reducción de la financiación de la agencia de las Naciones Unidas para los “refugiados palestinos” como prueba de que el plan no satisfaría sus demandas.
Los palestinos han detenido todo contacto con la administración Trump desde que el presidente reconoció a Jerusalén como capital de Israel en diciembre de 2017.