El portavoz del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) afirmó el domingo que el asesinato del exlíder de Hamás Ismail Haniyeh en Teherán el año pasado se realizó con un misil de precisión que lo rastreó a través de su teléfono celular. Presentó estos datos como información nueva sobre la operación israelí que eliminó al principal funcionario terrorista.
Haniyeh murió el 31 de julio de 2024 en una explosión en la capital iraní, horas después de asistir a la toma de posesión del presidente iraní Masoud Pezeshkian.
En un primer momento, varios reportes indicaron que lo mató un misil. No obstante, un artículo del New York Times publicado el año pasado sostuvo que una bomba sofisticada, controlada a distancia, ingresó de contrabando meses antes en la casa de huéspedes de Teherán donde se alojaba y que los autores la detonaron cuando Haniyeh se encontraba allí.
Sin embargo, el domingo el portavoz del CGRI, Ali Mohammad Naini, rechazó esa versión. Aseguró que no existió sabotaje interno dentro del cuerpo paramilitar iraní y, por tanto, nadie introdujo una bomba en la casa de huéspedes.

En cambio, Naini declaró ante la prensa iraní y el medio pro-Hezbolá Al Mayadeen que el asesinato se ejecutó con un misil de precisión que localizó a Haniyeh mediante su teléfono celular. Añadió: “El asesinato del mártir Ismail Haniyeh no implicó ningún acto de sabotaje. Se disparó un misil desde cierta distancia y golpeó la ventana directamente; el impacto se produjo mientras él hablaba por teléfono desde la misma dirección de la que llegó el misil”.
Tras el asesinato en su territorio, Irán no lanzó de inmediato un ataque de represalia contra Israel. Sin embargo, dos meses después, el 1 de octubre de 2024, disparó cerca de 80 misiles balísticos contra Israel y lo presentó como respuesta tanto al asesinato de Haniyeh como a los asesinatos del jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y del general del CGRI, Abbas Nilforoushan, perpetrados en septiembre en Beirut.
Naini explicó el domingo que, aunque Teherán esperó dos meses para responder, nunca existió duda sobre la decisión de atacar y que la cuestión siempre giró en torno al momento oportuno. Precisó que, tras la muerte de Haniyeh, el consejo de seguridad nacional de Irán “concluyó que debe haber una respuesta definitiva” y dejó el calendario en manos del mando militar.

Según Naini, el retraso se debió a las dificultades que surgieron después del primer ataque directo de Irán contra Israel en abril de 2024. No especificó a qué dificultades se refirió.
El portavoz también admitió que existió debate sobre si Irán debía ejecutar el ataque del 1 de octubre por cuenta propia o delegarlo en sus aliados regionales, entre ellos Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen. Finalmente, afirmó, “se tomó una decisión unificada” para lanzar el ataque desde suelo iraní.
Ese ataque obligó a casi 10 millones de personas a buscar refugio antiaéreo. Causó la muerte de un palestino en Judea y Samaria y dejó a dos israelíes heridos por metralla y escombros. En conjunto, provocó daños a la propiedad privada estimados entre 150 y 200 millones de shekels (46 a $61 millones). Además, uno de los misiles impactó en una escuela en Gadera, en el centro de Israel, y provocó daños graves.
Israel respondió semanas después, el 26 de octubre de 2024, con ataques de precisión contra sitios estratégicos de fabricación de drones y misiles y contra baterías de defensa antiaérea en territorio iraní.
