El organismo de control constitucional de Irán ha prohibido a miles de personas presentarse a las elecciones parlamentarias del próximo mes, incluyendo a 90 legisladores actuales, la mayoría de los cuales están acusados de corrupción.
El Consejo de Guardianes, un cuerpo de altos clérigos y expertos legales, examina a los candidatos para el cargo así como la legislación, y descarta a los individuos si cree que sus puntos de vista o su comportamiento son incompatibles con el sistema teocrático. La mitad de sus miembros son nombrados por el líder supremo, el ayatolá Alí Khamenei.
Un portavoz del Consejo de Guardianes fue citado por el periódico de línea dura Kayhan diciendo que la mayoría de los legisladores fueron rechazados por “problemas financieros”, en referencia al fraude y la malversación de fondos.
El portavoz, Abbas Ali Kadkhodaei, dijo que más de 14.000 personas se inscribieron para postular en diciembre. De ellas, solo 5.000 calificaron, dijo. De los 290 miembros actuales del parlamento, 247 se inscribieron para presentarse a la reelección.
Kadkhodaei dijo que aquellos que fueron rechazados pueden apelar la decisión en los próximos días.
El periódico reformista Etemad dijo el martes que la mayoría de los rechazados eran candidatos reformistas y moderados. Dijo que, como resultado, las elecciones serán esencialmente una “votación interna” entre los partidarios de la línea dura. Los de línea dura también fueron descalificados, pero no está claro cuántos.
Las elecciones pondrán a prueba la popularidad del bloque relativamente moderado y pro-reforma liderado por el presidente Hassan Rouhani. Han defendido la mejora de los vínculos con Occidente y la ampliación de las libertades sociales, pero han sufrido grandes reveses desde que el presidente de Estados Unidos Donald Trump asumió el cargo.
Trump se retiró del acuerdo nuclear de Irán para 2015 con las potencias mundiales, que fue defendido y firmado por Rouhani, e impuso sanciones paralizantes. Un ataque aéreo estadounidense mató al principal general de Irán a principios de este mes, lo que llevó a un tenso enfrentamiento en el que las fuerzas iraníes derribaron accidentalmente un avión de pasajeros ucraniano después de que despegara de Teherán, matando a 176 personas.
Las tensiones con Estados Unidos podrían fortalecer a los partidarios de la línea dura, reforzando su prolongada desconfianza en Occidente. Pero la reacción al derribo del avión y los intentos de las autoridades de ocultar la responsabilidad de la Guardia Revolucionaria en la tragedia podrían anular ese efecto.
Irán celebra regularmente elecciones presidenciales y parlamentarias, pero éstas son supervisadas de cerca por el establecimiento clerical, y el líder supremo tiene la última palabra sobre todas las políticas importantes.