El régimen de Irán recibió un peligroso y sin precedentes nivel de concesiones de la administración Obama para el “acuerdo nuclear” de Irán en 2015, conocido como el JCPOA (Joint Comprehensive Plan of Action) – que, por cierto, Teherán nunca firmó. La mayor concesión fue que el acuerdo preparó el camino para que Irán se convirtiera legalmente en un Estado nuclear en toda regla.
Las cláusulas de extinción, que consagraban ese compromiso, habían fijado una fecha de vencimiento firme para restringir el programa nuclear de Irán. La administración Obama también ayudó a levantar rápidamente las cuatro rondas de sanciones de la ONU contra Irán, sanciones que habían tomado décadas en ponerse en práctica. Además, los sitios militares de Irán estaban exentos de la inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica, y otras inspecciones solo debían realizarse en los momentos y lugares que Irán eligiera, si es que alguna vez lo hacía. Irán entonces se reincorporó al sistema financiero mundial con plena legitimidad – además de los miles de millones de dólares que fluyeron al tesoro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y sus milicias en expansión en todo el Oriente Medio.
Se podría pensar, entonces, que el régimen estaría encantado de volver al mismo acuerdo nuclear, ¿verdad? No es así. Los mulás quieren un acuerdo aún más dulce. ¿Por qué? Parcialmente porque Joe Biden ya mostró sus cartas afirmando que quiere el trato. “Ofreceré a Teherán un camino creíble de vuelta a la diplomacia”, dijo Biden en un editorial de la CNN.
“Si Irán vuelve a cumplir estrictamente el acuerdo nuclear, Estados Unidos se reincorporarán al acuerdo como punto de partida para las negociaciones de seguimiento. Con nuestros aliados, trabajaremos para fortalecer y ampliar las disposiciones del acuerdo nuclear, al tiempo que abordamos otras cuestiones de interés”.
El régimen sabe ahora que Biden parece desesperado por un acuerdo, y sin duda ve esto como una deliciosa debilidad.
De la misma manera que atrae a los mulás, Biden ha nombrado a Wendy Sherman – una negociadora clave en las conversaciones que llevaron al acuerdo nuclear en 2015 durante la administración de Obama – para ser Secretaria de Estado Adjunta. Biden en realidad señaló este supuesto logro:
“Ella [Sherman] ha logrado reunir al mundo para fortalecer la democracia y enfrentar algunos de los mayores desafíos de seguridad nacional de nuestro tiempo, incluyendo la dirección del equipo negociador de Estados Unidos para el acuerdo con Irán”.
Esto envió otro mensaje fuerte a Irán de que la administración Biden estaba desesperada por volver al acuerdo nuclear.
Mientras tanto, el régimen iraní solo puede sentirse envalentonado por la posición de la Unión Europea. La UE está presionando para volver al JCPOA y levantar las sanciones a Irán – a pesar del hecho, como el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia Jean Yves Le Drian reconoció recientemente, de que Teherán está adquiriendo rápidamente capacidad de armas nucleares. La UE anunció la semana pasada su “fuerte compromiso” con el acuerdo nuclear iraní e instó a Biden a que se reincorpore rápidamente a él:
“La UE reitera su firme compromiso y su apoyo constante al Plan de Acción Integral Conjunto. El Plan de Acción Conjunto es un elemento clave de la arquitectura mundial de no proliferación nuclear y un logro de la diplomacia multilateral, respaldado unánimemente por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas mediante la resolución 2231”.
Es muy probable que los mulás gobernantes de Irán también asuman que pueden extorsionar por aún más concesiones de una administración demócrata, en particular la de Biden, porque lo hicieron con éxito en el pasado, con la administración de Obama, cuando Biden ocupó la vicepresidencia.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, sin embargo, dijo en un foro organizado por el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York que quiere un nuevo acuerdo. “Una señal de buena fe es no intentar renegociar lo que ya ha sido negociado”, dijo, añadiendo en el mismo discurso queEE.UU. deben “Compensarnos por nuestras pérdidas”. El máximo órgano judicial de Irán ya había exigido que EE.UU. pagara 130.000 millones de dólares en “daños y perjuicios”.
El régimen iraní, además, está jugando otro peligroso juego, como lo hizo con la administración de Obama, para extorsionar por mayores concesiones de la administración Biden: Está aumentando las amenazas nucleares.
Ali Akbar Salehi, el jefe de la Organización de Energía Atómica civil de Irán, declaró el 1 de enero de 2021 que Teherán enriquecerá el uranio a un nivel más alto, a un corto paso técnico del nivel de armas. El OIEA confirmó el plan:
“Irán ha informado a la agencia que, para cumplir con un acto legal recientemente aprobado por el parlamento del país, la Organización de Energía Atómica de Irán tiene la intención de producir uranio poco enriquecido (LEU) hasta un 20% en la Planta de Enriquecimiento de Combustible de Fordow. La carta de Irán a la agencia, con fecha [31 de diciembre de 2020] no decía cuándo tendría lugar esta actividad de enriquecimiento”.
Ahora, en una instalación subterránea, el establecimiento teocrático de Irán está enriqueciendo el uranio al 20 por ciento.
Además, el 4 de enero, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), incautó en el Golfo un barco con bandera surcoreana que transportaba miles de toneladas de etanol, según Fars News. La medida alarmó al Departamento de Estado de los Estados Unidos. Un portavoz señaló:
“El régimen (iraní) sigue amenazando los derechos y las libertades de navegación en el Golfo Pérsico como parte de un claro intento de extorsionar a la comunidad internacional para que alivie la presión de las sanciones. Nos sumamos al llamamiento de la República de Corea para que Irán libere inmediatamente el buque cisterna”.
Mientras tanto, el general Hossein Salami, comandante en jefe del CGRI, amenazó recientemente a los Estados Unidos y al Reino Unido. “Si cruzas nuestra línea roja”, anunció, “te destruiremos. No dejaremos ningún movimiento sin respuesta. El enemigo no tendrá seguridad en ninguna parte”. Añadió que la “paciencia del régimen tiene un límite”.
El parlamento iraní también aprobó recientemente otra ley que exige al gobierno expulsar a los inspectores nucleares del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Todas estas medidas – usando amenazas y violaciones nucleares – solo tienen como objetivo conseguir un acuerdo aún más dulce de la administración Biden.
El Dr. Majid Rafizadeh es un estratega y asesor de negocios, académico educado en Harvard, politólogo, miembro de la junta de la Revista Internacional de Harvard y presidente del Consejo Internacional Americano sobre el Medio Oriente. Es autor de varios libros sobre el Islam y la política exterior de los Estados Unidos.