El martes se detectó un gran convoy de buques de Irán acercándose al puerto sirio de Baniyas, según un grupo marítimo que vigila el movimiento de los petroleros.
Supuestamente transportaban la asombrosa cantidad de 6.8 millones de barriles de petróleo, según el Estudio Económico de Oriente Medio (MEES).
A pesar de las sanciones de EE.UU. a Teherán, el régimen sirio ha recibido aproximadamente 2 millones de barriles de crudo de su aliado regional Irán cada mes desde mayo de 2019. En las últimas semanas, esa cifra se ha triplicado, según Tanker Trackers.
China, el mayor cliente de petróleo de Irán, recortó fuertemente las importaciones en enero y febrero, según informa Radio Farda, mientras el país dedicaba sus esfuerzos nacionales a controlar la pandemia de coronavirus. En ese período, Siria tomó el lugar de China para convertirse en el mayor importador de petróleo de Irán.
Los analistas creen que las razones que explican esto son dobles. Mientras que el grupo exportador OPEP acordó recortar la producción en casi 10 millones de barriles por día a partir de mayo. Para apuntalar los mercados en medio de la superabundancia mundial de petróleo, Irán no tuvo otra opción que almacenar su exceso de petróleo, ya sujeto a sanciones de Estados Unidos, en un país amigo.
Los estrechos lazos que el presidente sirio Bashar Al-Assad mantiene con el grupo militante de Hezbolá con sede en el Líbano también habrían proporcionado amplias oportunidades para acceder al mercado negro.
Sin embargo, en marzo se produjo un repunte de la demanda china, que alcanzó más de 625.000 barriles diarios de Irán, según el informe Oilprice del sitio web de noticias sobre precios del petróleo. Dado que la crisis se ha calmado en gran medida en China, ahora trata de aumentar sus reservas de crudo aprovechando los precios récord del petróleo, a pesar de que el espacio de almacenamiento es limitado.
Según las estimaciones del FMI, Irán podrá exportar 340.000 barriles diarios en 2020, en comparación con el pico de 2.5 millones anterior a las sanciones de EE.UU. Esto supondrá un nuevo golpe para la ya paralizada economía iraní, que provocará un déficit presupuestario de miles de millones de dólares y una mayor escasez de divisas.
La producción diaria en Irán es de 2 millones de barriles, 1.8 millones de los cuales se reservan para el consumo interno, dejando 200.000 barriles para la exportación, según los informes de la OPEP. Sin embargo, la cuestión más apremiante para Irán son sus 100 millones de barriles de petróleo sin vender.
La semana pasada, los precios del WTI, el índice general para el petróleo de los Estados Unidos, se recuperaron después de caer en territorio negativo en medio de los recortes en la producción global y el aumento de la tensión entre Washington y Teherán.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ordenó a la Marina de los Estados Unidos que destruyera todos los barcos iraníes que acosaran a los buques estadounidenses en el Golfo, lo que hizo que los Guardias Revolucionarios de la República Islámica advirtieran de una “respuesta decisiva”.
El Golfo es una importante puerta de entrada para que el petróleo llegue a los mercados internacionales, y los picos de tensión entre los Estados Unidos y el Irán suelen hacer subir los precios.
El año pasado, Gibraltar se incautó de un petrolero iraní que se dirigía a Siria, lo que desencadenó una guerra diplomática entre Irán y el Reino Unido, que controla la ciudad estado.