Esta semana, Israel efectuó operaciones encubiertas dirigidas a dos gasoductos en Irán, provocando la interrupción del suministro de calefacción y gas de cocina en varias provincias habitadas por millones de personas. La información fue confirmada por dos funcionarios occidentales y un estratega militar vinculado al Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán. Estos ataques marcan un punto de inflexión en el prolongado conflicto no declarado entre Israel e Irán, caracterizado por operaciones aéreas, terrestres, marítimas y cibernéticas.
Históricamente, Israel ha centrado sus esfuerzos en objetivos militares y nucleares dentro de Irán, incluyendo el asesinato de científicos y comandantes nucleares iraníes, así como la realización de ciberataques contra servidores del Ministerio del Petróleo iraní. Estas acciones previas han desencadenado disrupciones en las estaciones de servicio en todo Irán. No obstante, la reciente destrucción de infraestructura energética esencial representa una escalada significativa en este conflicto encubierto, abriendo un nuevo capítulo en la confrontación, según analistas y funcionarios.
El ministro iraní de Petróleo, Javad Owji, describió las explosiones como actos de “sabotaje y terrorismo”, indicando que el objetivo era “interrumpir completamente el flujo de gas en invierno a varias ciudades y provincias principales” de Irán. Aunque Owji no identificó directamente a Israel o a otros responsables, subrayó que el ataque buscaba dañar la infraestructura energética de Irán y fomentar el descontento interno.
Los ataques contra los gasoductos, según los funcionarios occidentales y el estratega militar iraní, requirieron un conocimiento detallado de la infraestructura iraní y una coordinación meticulosa, dada la simultaneidad y multiplicidad de los objetivos. Un funcionario occidental interpretó estos ataques como una advertencia simbólica de Israel, resaltando la capacidad del Estado judío para infligir daños, en un contexto de creciente tensión en Oriente Medio, especialmente entre Irán, Israel y Estados Unidos.
Además, se reportó una explosión en una fábrica química en las afueras de Teherán, que provocó una gran conmoción y emitió humo y fuego visibles desde lejos. Aunque funcionarios locales atribuyeron el incidente a un accidente en el almacenamiento de combustible de la planta, este suceso se suma a la serie de eventos que incrementan la tensión.
Irán apoya a grupos terroristas en Oriente Medio
Irán ha manifestado su deseo de evitar un conflicto directo con Estados Unidos, negando cualquier implicación en los atentados terroristas del 7 de octubre contra Israel y ataques subsiguientes contra intereses estadounidenses e israelíes en la región. Sin embargo, el apoyo de Teherán a una red de milicias terroristas, que incluye a los hutíes en Yemen, Hezbolá en Líbano, y grupos islamistas en Irak y Siria, así como el armamento y entrenamiento de Hamás y otros grupos terroristas palestinos, muestra su involucramiento en el terrorismo contra Israel y Estados Unidos.
La intensificación de los ataques y contraataques en los últimos meses ha evidenciado la creciente tensión en Oriente Medio. Israel ha eliminado a dos altos mandos iraníes en Siria, mientras que Estados Unidos ha respondido a la muerte de tres de sus soldados en un ataque con drones atacando bases militares vinculadas a la Guardia Revolucionaria Iraní y sus milicias asociadas en Irak y Siria.
Recientemente, Israel ha llevado a cabo ataques dentro del territorio iraní, causando explosiones que han alarmado a la población iraní. Shahin Modarres, un analista de seguridad con enfoque en Oriente Medio, señaló que estos ataques reflejan una expansión en la lista de objetivos de las redes encubiertas que operan en Irán, apuntando más allá de sitios militares y nucleares, lo cual representa un desafío significativo y un daño a la reputación de las agencias de inteligencia y seguridad de Irán.
El sabotaje afectó dos principales gasoductos en las provincias de Fars y Chahar Mahal Bakhtiari, extendiendo la interrupción del servicio a residencias, edificios gubernamentales y fábricas en al menos cinco provincias. Los ductos, que recorren aproximadamente 1.200 kilómetros y transportan unos 2.000 millones de pies cúbicos de gas natural diariamente, son vitales para el suministro de gas en grandes ciudades como Teherán e Isfahán, y uno de ellos llega hasta Astara, en la frontera norte con Azerbaiyán.
Los ataques han dejado fuera de servicio cerca del 15% de la producción diaria de gas natural de Irán, según expertos en energía. Homayoun Falakshahi, analista de Kpler, destacó la magnitud de los ataques, señalando que la escala y el alcance de la interrupción no tienen precedentes, impactando significativamente en las infraestructuras críticas del país.
Restablecido el servicio de gas en Irán tras los ataques a los gasoductos
El ministro iraní de Petróleo, Javad Owji, anunció el viernes que, gracias al esfuerzo ininterrumpido de los equipos técnicos del ministerio, se logró reparar los daños a los gasoductos afectados por recientes ataques, asegurando una interrupción mínima y el restablecimiento del servicio. Esta declaración, sin embargo, contrasta con los informes de gobernadores locales y funcionarios de la compañía nacional de gas iraní, quienes describieron cortes extensos de servicio en cinco provincias, resultando en el cierre de edificios gubernamentales.
En medio de temperaturas que descendieron por debajo del punto de congelación en algunas áreas afectadas, expertos iraníes en energía utilizaron las redes sociales para aconsejar a los residentes que se mantuvieran abrigados ante la falta de calefacción. Los medios de comunicación iraníes y usuarios de redes sociales reportaron explosiones alrededor de la 1 a.m., hora local, provocando pánico entre los habitantes que, temiendo lo peor, evacuaron sus hogares. A pesar del susto inicial, no se reportaron víctimas como resultado de estos incidentes.
Saeid Aghli, funcionario de la compañía nacional de gas, compartió en declaraciones a la prensa que se convocó una reunión de emergencia inmediatamente después de los ataques, con la participación del ministro Owji, funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores y representantes de los servicios de inteligencia y seguridad de Irán. Aghli reveló que el objetivo del sabotaje era incapacitar aproximadamente el 40% de la capacidad de transporte de gas del país, destacando la gravedad del ataque contra la infraestructura energética nacional.
Ataques a oleoductos iraníes: Método incierto y consecuencias
La metodología empleada en los recientes ataques a los gasoductos iraníes sigue siendo incierta, sin confirmación sobre si se utilizaron drones, explosivos adosados a las tuberías, o algún otro medio. Aunque las infraestructuras energéticas de Irán han sido blanco de ataques previos, estos incidentes no habían alcanzado la magnitud y alcance de los actuales, según analistas.
Un estratega militar vinculado al Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán indicó que el gobierno sospecha que Israel estuvo detrás de los ataques, dada la complejidad y extensión de la operación. Esto sugiere la posibilidad de que los perpetradores contaran con la colaboración de agentes internos para identificar los objetivos y momentos oportunos para el ataque. La vigilancia de los gasoductos, que se extienden a lo largo de áreas geográficamente desafiantes incluyendo montañas y desiertos, se realiza mediante guardias que patrullan y revisan las instalaciones periódicamente, lo cual podría haber sido aprovechado por los atacantes.
Homayoun Falakshahi, analista de energía, destacó la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas de Irán ante ataques y sabotajes. Con aproximadamente 40.000 kilómetros de gasoductos, principalmente subterráneos, Irán se posiciona como el tercer mayor productor mundial de gas natural. La red de gasoductos, esencialmente destinada al consumo doméstico debido a las restricciones de exportación impuestas por sanciones internacionales, resulta difícil de proteger sin inversiones significativas en tecnología.
Falakshahi subrayó que los ataques no solo revelan las debilidades de seguridad, sino que también plantean desafíos logísticos importantes para la reparación de los daños. La necesidad de cortar el suministro de gas y reemplazar secciones de tubería implica que la restauración completa de los servicios podría demorar varios días, afectando así a la población y a la economía del país.