Funcionarios israelíes declararon al Canal 12 de noticias que Israel no estuvo involucrado en la explosión que sacudió el puerto de Shahid Rajaee, el principal centro comercial marítimo de Irán, ubicado en la provincia de Hormozgan, en la costa sur del país.
La deflagración, que dejó al menos cuatro personas muertas y más de 500 heridas, según reportes de las autoridades iraníes, ocurrió en una instalación clave para el comercio del país, desatando especulaciones iniciales sobre posibles causas externas. La categórica negación de Israel busca disipar cualquier rumor de su participación en un incidente que ha captado la atención internacional debido a la importancia estratégica del puerto y las tensiones regionales.
La explosión en Shahid Rajaee, reportada en las primeras horas del día, afectó múltiples secciones del complejo portuario, incluyendo áreas de almacenamiento y carga. Imágenes difundidas en plataformas digitales mostraron una densa columna de humo y llamas visibles desde varios kilómetros, mientras equipos de emergencia, incluyendo bomberos y personal médico, trabajaban para controlar el fuego y atender a los heridos.
La Organización de Puertos y Navegación Marítima de Irán indicó que el incidente ocurrió en una zona donde se almacenaban materiales industriales, aunque no se especificó qué tipo de materiales estaban involucrados. Las autoridades iraníes anunciaron la formación de un comité de investigación para determinar si la explosión fue resultado de un accidente, un fallo técnico o un acto intencionado, pero hasta el momento no han presentado evidencia que apunte a una intervención extranjera.
El puerto de Shahid Rajaee, situado cerca del estrecho de Ormuz, es un pilar fundamental para la economía iraní, manejando más de la mitad del comercio marítimo del país, incluyendo exportaciones de petróleo y bienes industriales. Su ubicación estratégica lo convierte en un punto crítico para el flujo comercial en la región del Golfo Pérsico, por donde transita una parte significativa del suministro mundial de energía. La explosión ha generado interrupciones temporales en las operaciones portuarias, con reportes iniciales indicando daños en infraestructura clave, aunque las autoridades iraníes han asegurado que las actividades se reanudarán lo antes posible tras las labores de contención y evaluación.
La declaración de los funcionarios israelíes al Canal 12 se produce en un contexto de alta sensibilidad en la región, donde incidentes de esta magnitud suelen alimentar especulaciones sobre posibles sabotajes o conflictos encubiertos. Sin embargo, las fuentes israelíes fueron enfáticas en rechazar cualquier vínculo con el evento, subrayando que no había participación de sus fuerzas en el incidente. Las autoridades iraníes, por su parte, no han señalado directamente a ningún actor externo como responsable, enfocándose en las investigaciones preliminares y en la gestión de las consecuencias inmediatas, que incluyen la atención a los heridos y la evaluación de los daños materiales.
El incidente en Shahid Rajaee se suma a una serie de eventos que han afectado instalaciones estratégicas en Irán en los últimos años, incluyendo explosiones e incendios en sitios industriales y energéticos. Aunque algunos de estos casos han sido atribuidos oficialmente a accidentes o fallos técnicos, otros han generado debates sobre posibles operaciones de inteligencia extranjera, sin que se haya presentado evidencia concluyente en la mayoría de los casos. En este caso particular, la rápida respuesta de Israel para desmentir su involucramiento refleja la intención de evitar escaladas innecesarias en un entorno regional ya marcado por rivalidades geopolíticas.