Irán, escenario del peor y más mortífero brote del coronavirus en el mundo, siguió el ejemplo del Partido Comunista Chino e intentó dar la vuelta al guión político el jueves afirmando que su respuesta al brote ha sido ejemplar, que los Estados Unidos son un país claramente incompetente y que Teherán está magnánimamente dispuesto a ayudar a los Estados Unidos a controlar el virus.
“Irán está dispuesto a ayudar a Estados Unidos a controlar [el] coronavirus”, dijo el Viceministro de Salud iraní Ali-Reza Raeisi en una conferencia de prensa el jueves.
“El sistema de salud de Estados Unidos es incapaz de controlar la epidemia de coronavirus”, acusó. “No es que nos alegremos de la incompetencia de los Estados Unidos. Como país musulmán, no nos deleitamos en la dolencia de nadie”.
Para mayor medida, Raesi alegó que los Estados Unidos es el gobierno de la Tierra con más probabilidades de encubrir información sobre el coronavirus. En realidad, Irán es conocido en todo el mundo por mentir descaradamente sobre su epidemia; incluso los funcionarios locales iraníes tratan abiertamente las cifras del gobierno central como fabricaciones absurdas.
La televisión estatal iraní Press TV señaló que el presidente Hassan Rouhani también está ayudando en el increíble intento de reformular el horrible desastre de la respuesta del coronavirus iraní como un modelo a seguir por el mundo.
“Compare Teherán con Londres, Berlín y París”, dijo Rouhani en una sesión del gabinete el miércoles. “Vean por ustedes mismos lo que está pasando allí. Los estantes de las tiendas se han vaciado y la gente se ha peleado por un rollo de papel higiénico”.
Rouhani afirmó que Irán, por el contrario, ha hecho un trabajo fantástico para mantener todos los servicios y bienes básicos disponibles durante la epidemia.
También hizo una referencia desdeñosa a la oferta de asistencia de los Estados Unidos en los primeros momentos del terrible brote del Irán, que el Gobierno de Rouhani rechazó porque prefirió utilizar la epidemia como una oportunidad política para quejarse de las sanciones de los Estados Unidos, consignando así a innumerables iraníes a sufrimientos y muertes innecesarias. Esto explica por qué los funcionarios iraníes están haciendo ahora esfuerzos infantiles para dar un giro a la narración con ofertas burlonas para ayudar a los Estados Unidos.
Como señalaron los funcionarios estadounidenses el viernes, las sanciones contra Irán no están impidiendo que la ayuda humanitaria llegue al país, y el régimen iraní “gasta miles de millones en terrorismo y guerras extranjeras” en lugar de mejorar la atención de la salud y otros recursos públicos, por lo que debe ser considerado plenamente responsable de los efectos de la epidemia de coronavirus.
“En el mismo momento en que las milicias chiítas apoyadas por Irán en Irak están matando a americanos y británicos y otros, este sería exactamente el momento equivocado para proporcionar cualquier tipo de ayuda económica al régimen. Deberíamos enviar suministros médicos directamente a los iraníes a través de organizaciones no gubernamentales y evitar al régimen”, aconsejó Mark Dubowitz de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
“La renuencia de Teherán a solicitar asistencia técnica vital de la comunidad internacional y sus informes poco fiables probablemente derivan del deseo del gobierno de proyectar una imagen de competencia y control, especialmente cuando trata de restaurar su reputación disminuida tras el derribo de un avión civil en enero”, sugirió un análisis de Politico a principios de marzo.
El informe de Politico sugería que, además del efecto de las sanciones, el aislamiento político y la locura teocrática, otro factor de la pesadilla del coronavirus era la extrema reticencia de Irán a adoptar medidas defensivas que habrían ofendido a China, su socio comercial más vital.
De la misma manera que la propagación del virus de Wuhan por China y Asia se vio exacerbada por la festividad china del Año Nuevo Lunar, la enconada epidemia en Irán amenaza con propagarse aún más rápido por todo el Oriente Medio debido a los viajes asociados con su propia festividad de Año Nuevo, el Nowruz.
El Wall Street Journal acusó el domingo al régimen iraní de elegir deliberadamente proteger su poder económico e influencia en lugar de la salud y la seguridad del pueblo iraní, citando el alto costo y la profunda vergüenza que se habría asociado con la cuarentena de Qom, la ciudad sagrada chiíta en el corazón del brote iraní.
El presidente Rouhani rechazó explícitamente las medidas sanitarias que interferirían con los viajes y el comercio del Nowruz. Los funcionarios iraníes temían claramente la reacción de un público ya inquieto, que protestó ferozmente tras el aumento de los precios del gas el año pasado y de nuevo después de que el régimen asesinara un avión lleno de civiles, si se tomaban medidas que hicieran colapsar la ya frágil economía.
“El embargo económico de Irán les hizo dudar en cerrar la economía interna, el consumo interno, que es lo que mantiene al país a flote en este momento. Tomaron la decisión de poner su viabilidad económica interna por delante de la salud pública”, dijo al WSJ el experto en Irán Amir Handjani del Proyecto de Seguridad Nacional Truman.
El New York Times añadió que la respuesta de Irán se ha visto obstaculizada por la última de una serie interminable de luchas por el poder entre diversas facciones políticas, en la que los teócratas de “línea dura” y el poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) presienten una oportunidad para acabar con Rouhani y su administración por incompetencia y mal juicio.
El Times observó que el CGRI está buscando una oportunidad para hacer a un lado al gobierno secular e imponer la ley marcial, y el jefe del ala teocrática del régimen, el Líder Supremo Ayatolá Ali Khamenei, les dio permiso por escrito para hacerlo la semana pasada. Algunos comandantes del CGRI ya se han negado a obedecer las órdenes de Rouhani e impusieron medidas de cuarentena por sus objeciones.
Todo esto es, vale la pena decirlo, muy confuso para el pueblo iraní, sobre todo porque sabe que las dos alas de su gobierno en pugna no dudarán en encarcelarlos o matarlos por interponerse en su camino o por no obedecer órdenes contradictorias. Sensible a los peligros de los disturbios públicos, cada facción del régimen iraní está ahora vendiendo teorías de conspiración de que el coronavirus fue creado como un arma en los Estados Unidos y/o Israel, una táctica de propaganda de la que Irán fue pionero incluso antes de que el Partido Comunista Chino se pusiera a ello.