El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, acusó el miércoles a los adversarios occidentales de estar detrás de un movimiento entre las activistas iraníes para desafiar el código de vestimenta islámico obligatorio del gobierno.
El 12 de julio, las activistas iraníes por los derechos humanos instaron a las mujeres a quitarse el velo públicamente en el “Día Nacional del Hijab y la Castidad” del gobierno, arriesgándose a ser arrestadas por desafiar el código de vestimenta islámico mientras los gobernantes de línea dura del país toman medidas más duras contra el “comportamiento inmoral”.
“Recientemente, con el pretexto del hiyab, han vuelto a plantear el caso de las mujeres… De repente, la maquinaria de propaganda y los… medios de comunicación de Estados Unidos y Gran Bretaña y algunos otros lugares, y sus mercenarios y seguidores, pasan al ataque”, dijo Jamenei en declaraciones recogidas por los medios estatales.
“El objetivo de los enemigos es sembrar la duda entre la gente… y hacer tambalear su fe, que es el principal factor para mantener el país y el sistema islámico”, dijo Jamenei en un discurso dirigido a los imanes de la oración del viernes.
Tras las convocatorias de protestas contra el hiyab, los vídeos publicados en las redes sociales mostraban casos de lo que parecía ser una acción de mano dura por parte de unidades de la “policía de la moral” contra mujeres que se habían quitado el hiyab.
Un vídeo que se hizo viral mostraba a una madre suplicando a la policía de la moral que liberara a su hija debido a su enfermedad e intentando detener un furgón policial poniéndose delante de él. Las imágenes llevaron a las autoridades iraníes a anunciar que el escuadrón policial en cuestión sería disciplinado.
Aplicación del hiyab
Según la sharia (ley islámica) iraní, impuesta tras la revolución de 1979, las mujeres están obligadas a cubrirse el pelo y llevar ropa larga y holgada para disimular su figura. Las infractoras se enfrentan a reprimendas públicas, multas o detenciones.
Pero décadas después de la revolución, los gobernantes clericales siguen luchando por hacer cumplir la ley, y muchas mujeres de todas las edades y procedencias llevan abrigos ajustados hasta el muslo y pañuelos de colores brillantes echados hacia atrás para dejar al descubierto mucho pelo.