El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, afirmó que los ataques israelíes durante la guerra de doce días en junio tuvieron como finalidad debilitar el sistema de la República Islámica y provocar disturbios internos para lograr su caída. Según declaró en un comunicado publicado en su sitio web, los ataques apuntaron a figuras clave y centros estratégicos dentro del país con el objetivo de desestabilizar el orden político.
Jamenei sostuvo que la operación pretendía generar protestas masivas que culminaran con el derrocamiento del gobierno. El 13 de junio, Israel lanzó una ofensiva sorpresa contra instalaciones nucleares y de misiles balísticos de Irán. Estados Unidos se sumó posteriormente a la guerra. Las autoridades israelíes declararon que la ofensiva era necesaria para impedir el desarrollo de un plan destinado a destruir el Estado judío.
Aunque Irán ha negado que busque desarrollar armas nucleares, ha enriquecido uranio a niveles no compatibles con fines pacíficos, ha limitado el acceso de inspectores internacionales a sus instalaciones y ha incrementado su capacidad misilística. Israel afirmó que Irán había avanzado hacia la fabricación de armamento nuclear. Las autoridades iraníes reportaron más de 1.000 muertes como resultado de los ataques.
Ninguno de los principales dirigentes políticos iraníes murió. El ministro de Defensa, israelí, Israel Katz, afirmó que el cambio de régimen no constituía un objetivo de la ofensiva. No obstante, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, acusó a Israel de intentar asesinarlo. Medios iraníes informaron que un edificio donde se reunía con el Consejo Supremo de Seguridad Nacional fue alcanzado por un bombardeo. Según dichos informes, Pezeshkian solo sufrió una herida en la pierna.
Durante la guerra, Jamenei permaneció en un búnker en el este del país. El 22 de junio, Estados Unidos atacó por su cuenta las instalaciones nucleares de Fordo, Isfahán y Natanz. En una intervención televisada, Jamenei afirmó que Irán se encuentra preparado para responder a cualquier futura agresión militar y advirtió que su país puede infligir un daño mayor que el causado en la guerra reciente con Israel.
En represalia, Irán lanzó más de 500 misiles balísticos y alrededor de 1.100 drones contra objetivos en Israel, provocando la muerte de 29 personas y más de 3.000 heridos, según datos proporcionados por instituciones médicas israelíes. Asimismo, Irán atacó una base militar estadounidense ubicada en Qatar en respuesta a los bombardeos ejecutados por Washington.
Jamenei calificó a Estados Unidos como cómplice de los ataques israelíes y expresó que combatir tanto a Washington como a su aliado es legítimo. Los ataques de Israel ocurrieron dos días antes de una prevista sexta ronda de conversaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, la cual comenzó el 12 de abril y permanece suspendida desde entonces.
Teherán ha manifestado que mantiene disposición al diálogo diplomático, pero solo si Washington garantiza que no tomará acciones militares contra la República Islámica. Este miércoles, el Parlamento iraní rechazó la posibilidad de negociar sin que se cumplan ciertas condiciones previas, las cuales no fueron detalladas. En su declaración final, Jamenei pidió a los cuerpos diplomáticos y militares actuar con precisión, sin proporcionar más especificaciones.