Funcionarios y analistas advierten que las sanciones de la ONU agravan la fragilidad económica, porque reducen el margen de las autoridades religiosas para preservar la estabilidad del país.
Deterioro económico inicia tras fracaso en negociaciones nucleares y de misiles
El deterioro comenzó tras el fracaso de las negociaciones que se destinaron a limitar el programa nuclear y de misiles balísticos de Irán. Pese al estancamiento, ambas partes sostienen que la vía diplomática no está descartada, aunque el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, rechazó la propuesta del presidente estadounidense Donald Trump para negociar un nuevo acuerdo.
Tres funcionarios de alto rango, bajo reserva de identidad, señalaron que el gobierno iraní interpreta el endurecimiento de sanciones por parte de Estados Unidos, sus socios occidentales e Israel como un intento coordinado de fomentar la agitación interna y amenazar la continuidad de la República Islámica.
Desde la restauración de las sanciones de la ONU el 28 de septiembre, Teherán ha realizado reuniones estratégicas para definir medidas que impidan un colapso financiero, reduzcan el impacto de las restricciones y canalicen la tensión social que crece, según revelaron las fuentes consultadas por Reuters.
La desigualdad entre la población y la clase clerical y militar dominante, la deficiente administración económica, la inflación descontrolada y la corrupción estructural —incluso admitida por los medios estatales— han intensificado el descontento generalizado entre amplios sectores de la sociedad iraní.
Indicadores clave de la crisis económica y social en Irán actual
- Inflación oficial ronda el 40%, estimaciones independientes sitúan por encima del 50%.
- Incrementos del 51% en productos esenciales como carne, arroz y pollo en septiembre.
- Kilo de carne de res cuesta ya 12 dólares en el mercado local.
- Valor del rial descendió a 1.115.000 por dólar desde 920.000 en agosto.
- Banco Mundial proyectó caída del 1,7% en 2025 y del 2,8% en 2026.
Estrategia de economía de resistencia enfrenta límites ante presiones externas
El gobierno de Teherán sostiene su supervivencia sobre el concepto de “economía de resistencia”, basado en la autosuficiencia y el fortalecimiento de vínculos comerciales con China, Rusia y algunos países vecinos. Moscú y Pekín han defendido el derecho iraní a la energía nuclear civil y condenaron los ataques estadounidenses e israelíes a tres instalaciones nucleares iraníes en junio.
Sin embargo, expertos advierten que esa estrategia difícilmente bastará para amortiguar el impacto económico en un país de 92 millones de habitantes que enfrenta presiones externas y una vulnerabilidad estructural que crece. El impacto de las sanciones de la ONU será severo y multifacético, y profundizará las vulnerabilidades estructurales y financieras de larga data del país, dijo Umud Shokri, estratega energético y miembro visitante principal de la Universidad George Mason cerca de Washington.
El gobierno lucha por mantener la estabilidad económica porque las sanciones interrumpen las redes bancarias, restringen el comercio y limitan las exportaciones de petróleo, la principal fuente de ingresos del país, lo que provoca una presión social y económica que crece. El retorno de las sanciones amenaza la base petrolera de Irán.
Desde 2018, el país ha logrado evitar un colapso total, año en que Trump, durante su primer mandato, retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 con las seis potencias mundiales y restableció las sanciones estadounidenses contra Teherán. La reactivación de las sanciones más amplias impuestas por la ONU genera perturbaciones que afectarán el crecimiento, acelerarán la inflación y precipitarán el deterioro del rial, y sitúa la economía en una fase de contracción progresiva, indicó uno de los funcionarios iraníes consultados.
Dependencia del petróleo y riesgos sociales agravan inestabilidad en Irán
La contracción económica posterior a 2018 fue inmediata tras las sanciones de Washington. En 2020, la economía iraní mostró una leve recuperación sostenida por las exportaciones de crudo hacia China, lo que permitió mantener un nivel moderado de actividad pese a las restricciones internacionales. El Banco Mundial proyectó este mes una caída del 1,7% en 2025 y del 2,8% en 2026, cifras muy inferiores al crecimiento del 0,7% que había estimado en abril.
Aunque Teherán depende todavía de la venta de petróleo a China —su principal cliente y uno de los pocos países que mantienen relaciones comerciales activas pese a la política de “máxima presión” de Trump—, persisten las dudas sobre la estabilidad futura de ese intercambio. El petróleo permanece esencial para las finanzas del Estado, pese a los descuentos aplicados a sus exportaciones, y mantiene su carácter estratégico.
En 2024, el crudo y los productos petroquímicos aportaron cerca de una cuarta parte del producto interno bruto nacional. Pese a las declaraciones oficiales que aseguran la continuidad del suministro a China, un funcionario iraní reconoció que las sanciones internacionales restablecidas amenazan con interrumpir ese flujo comercial vital para el país. Shokri afirmó que, si Pekín busca reducir la tensión con el gobierno de Trump, podría adoptar una postura más rígida frente al petróleo iraní, exigir precios más bajos o incluso suspender las compras de manera total.
Para Teherán, esa eventualidad representaría un golpe económico considerable. Cada dólar descontado en el precio del barril implica una pérdida aproximada de quinientos millones de dólares anuales en ingresos, explicó el especialista. El valor del rial ha descendido hasta 1.115.000 por dólar desde los 920.000 registrados en agosto, lo que ha impulsado una inflación superior al 40% y ha erosionado el poder adquisitivo.
Descontento social y temores de protestas intensifican crisis en sociedad iraní
La constante devaluación y las restricciones comerciales deterioran la inversión y elevan el costo general de vida. Las dificultades alcanzan a todos los sectores, y la frustración colectiva se intensifica. Profesionales urbanos, comerciantes tradicionales y agricultores rurales sufren el impacto, lo que genera un clima de desesperanza extendida que atraviesa las distintas clases sociales iraníes.
¿Cuánta presión más se supone que debemos soportar? ¿Hasta cuándo? Soy un empleado del gobierno y gano solo 34 millones de tomans (alrededor de 300 dólares) al mes, dijo Alireza, de 43 años, cuando habló por teléfono desde la capital, Teherán. Al igual que otros, pidió no ser identificado por temor a represalias de las autoridades.
Mi esposa está desempleada. La empresa de importación y exportación para la que trabajaba cerró el mes pasado. Con solo mi salario y dos hijos, luchamos incluso para pagar el alquiler y los gastos escolares. ¿Qué se supone que debemos hacer? El índice oficial de inflación ronda el 40%, aunque estimaciones independientes lo sitúan por encima del 50%.
Los registros de septiembre revelaron incrementos del 51% en productos esenciales como carne, arroz y pollo. El alza en vivienda y servicios ha seguido la misma tendencia. El kilo de carne de res cuesta ya 12 dólares. Entre la dirigencia clerical crece la preocupación ante la posibilidad de que la intensificación del malestar social reactive protestas masivas similares a las registradas desde 2017, protagonizadas por ciudadanos de bajos y medianos ingresos, indicó un segundo funcionario iraní.
Voces ciudadanas reflejan lucha diaria ante sanciones y deterioro económico
Trabajadores como Sima, de 32 años, empleada fabril en Shiraz, expresan un temor que crece ante la perspectiva de sanciones más amplias que deterioren aún más su situación económica, ya marcada por años de privaciones. Ahora dicen que nos enfrentamos a nuevas sanciones nuevamente, pero ya luchamos para mantener a nuestros tres hijos.
Los precios suben todos los días y ni siquiera podemos permitirnos comprarles carne una vez al mes, dijo Sima. Empresarios de distintos sectores temen un aislamiento internacional más estricto y ataques aéreos israelíes adicionales si fracasan los esfuerzos diplomáticos por resolver la guerra nuclear, lo que incrementa la incertidumbre sobre sus operaciones.
Con el temor constante de un posible ataque y sin saber si podré exportar este mes o el próximo, ¿cómo se supone que voy a mantener mi negocio en funcionamiento?, dijo Mehdi, quien envía fruta a los países vecinos. La élite sabe que las protestas son inevitables, es solo cuestión de tiempo.
El problema crece, porque nuestras opciones se reducen, dijo uno de los funcionarios. El impacto de las sanciones de la ONU será severo y multifacético, porque profundizará las vulnerabilidades estructurales y financieras de larga data del país, dijo Umud Shokri.
