Las negociaciones con las potencias mundiales para que Irán vuelva a cumplir con el acuerdo nuclear de 2015 no terminarán con un buen resultado para Israel, pero Jerusalén está tratando de mitigar los daños, advirtió el lunes el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, mientras las conversaciones continuaban en Viena.
“El primer ministro, el ministro de Defensa y yo dijimos que no estamos en contra de ningún acuerdo; un buen acuerdo es algo bueno”, dijo Lapid en una rueda de prensa. “Hay una intensa discusión sobre lo que implica un buen acuerdo. En esa discusión, estamos en la mesa. El mundo, incluidas las partes implicadas, está escuchando, incluso esta mañana”.
Lapid dijo que las conversaciones de Viena “no alcanzarán un resultado óptimo en lo que a nosotros respecta, pero siempre estamos trabajando con las personas implicadas para mejorar el resultado para Israel”.
Esas conversaciones aportarán “muchos pequeños logros, no uno grande” para Israel, predijo.
Lapid dijo que Israel ha conseguido que el mundo preste atención a la amenaza nuclear iraní y a las negociaciones.
“Al principio, [los estadounidenses actuaron] como ‘acabemos con esto y pasemos a lo realmente importante, China’”, dijo Lapid. “Eso no es lo que ocurre ahora. Es un tema central”.
Lapid se mostró confiado en que las otras partes de las conversaciones -el Reino Unido, Francia y Alemania, así como Rusia y China más que en el pasado- están tomando en serio la posición de Israel.
“Sentimos que hemos conseguido hasta cierto punto -no quiero exagerar- que el mundo nos escuche”, dijo.
El principal objetivo de Israel es evitar que los fondos fluyan hacia Irán mediante la eliminación de las sanciones y otros medios, dijo un alto funcionario diplomático con conocimiento del compromiso de Israel en las conversaciones con Irán.
La fuente puso el ejemplo de que Estados Unidos quiere liberar más de 7.000 millones de dólares que Irán tiene en bancos surcoreanos, diciendo que se destinarían a ayuda humanitaria, mientras que Israel argumentó que el dinero es fungible y que, al final, eso provocaría una afluencia de fondos a los apoderados en Irak y Siria y al programa nuclear de Irán.