DOHA, Qatar – El jefe negociador de Irán se unió a su homólogo estadounidense en Qatar el martes antes de las conversaciones indirectas destinadas a revivir un acuerdo nuclear histórico, dijeron funcionarios y medios de comunicación.
Ali Bagheri y su delegación llegaron a Doha, dijo la agencia de noticias iraní IRNA, después de que el enviado especial de Estados Unidos, Robert Malley, mantuviera conversaciones con el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani.
El embajador iraní en Qatar, Hamidreza Dehghani, tuiteó una foto suya con Bagheri en el vestíbulo de un hotel.
Las conversaciones entre EE.UU. e Irán, que se celebrarán esta semana, serán independientes de las negociaciones más amplias entre Irán y las principales potencias, mediadas por la UE y celebradas en Viena desde hace más de un año.
Malley y el jeque Mohammed se reunieron “para hablar de la sólida asociación y de nuestros esfuerzos diplomáticos conjuntos para abordar los problemas con Irán”, según tuiteó la embajada estadounidense en Doha.
El acuerdo nuclear de 2015, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto, pende de un hilo desde 2018, cuando Irán realizó múltiples violaciones al tratado provocando que el ex presidente Donald Trump sacara a Estados Unidos del acuerdo.
La administración del presidente estadounidense Joe Biden ha tratado de volver al acuerdo, diciendo que sería el mejor camino a seguir con la República Islámica, aunque ha expresado un creciente pesimismo en las últimas semanas.
Las conversaciones en Doha se llevarán a cabo de forma indirecta, con las delegaciones en salas separadas, comunicándose a través de un intermediario. Estados Unidos e Irán no tienen relaciones diplomáticas.
El jeque Mohammed también habló de las conversaciones con Irán con su homóloga francesa, Catherine Colonna, en una llamada telefónica realizada el martes, según informó la agencia oficial de noticias de Qatar.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar dijo que espera que las “conversaciones indirectas culminen con resultados positivos que contribuyan a la reactivación del acuerdo nuclear firmado en 2015”.
Las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear se iniciaron en Viena en abril del año pasado, pero se estancaron en marzo a raíz de las diferencias entre Teherán y Washington, sobre todo por la exigencia de Irán de que su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica fuera retirado de una lista de terroristas de Estados Unidos.
Desde el fracaso del acuerdo, Irán ha puesto en marcha centrifugadoras avanzadas y ha aumentado rápidamente sus reservas de uranio enriquecido.
A principios de este mes, Irán retiró 27 cámaras de vigilancia del Organismo Internacional de la Energía Atómica para presionar a Occidente para que llegara a un acuerdo. El director general del OIEA advirtió que esto podría suponer un “golpe fatal” para el acuerdo, ya que Teherán enriquece uranio más cerca que nunca de los niveles de grado armamentístico.
Los expertos en no proliferación advierten de que Irán ha enriquecido suficiente uranio hasta el 60% de pureza -un breve paso técnico desde los niveles de grado armamentístico del 90%- para fabricar un arma nuclear, si decidiera hacerlo.
Irán insiste en que su programa tiene fines pacíficos, aunque los expertos de la ONU y las agencias de inteligencia occidentales afirman que Irán tenía un programa nuclear militar organizado hasta 2003.
Construir una bomba nuclear aún le llevaría más tiempo a Irán si persiguiera un arma, dicen los analistas, aunque advierten que los avances de Teherán hacen que el programa sea más peligroso. Israel ha amenazado en el pasado con llevar a cabo un ataque preventivo para detener a Irán, y ya es sospechoso de una serie de asesinatos recientes contra funcionarios iraníes.