La expatriada iraní Atousa Safar lidera las protestas contra las conversaciones nucleares de Viena, sosteniendo un cartel en el que llama “terroristas” a los líderes del régimen iraní.
En declaraciones a Israel Hayom, Safar explica que los manifestantes consiguieron molestar, aunque sólo momentáneamente, al jefe de la delegación iraní en las conversaciones, el viceministro de Asuntos Exteriores Ali Bakri Kani.
“Se giró en nuestra dirección y nos señaló con el dedo”, dice con satisfacción al comentar el incidente, que fue captado por las cámaras.
Bakri parecía sorprendido de que los austriacos hubieran permitido a los manifestantes acercarse a la esquina cercana al Palais Coburg.
En Austria, explicó un funcionario de logística, el dispositivo de seguridad es discreto, por lo que, aparte del personal policial y los controles de seguridad ocasionales, no se montan barricadas cuando se celebran actos como estas conversaciones.
Bakri pudo escuchar cada palabra que le gritaron los manifestantes.
“Estaba muy preocupado por nosotros”, dice el también activista Abbas, que añade: “Bakri es casi [el presidente iraní] Ebrahim Raisi, también es un terrorista”.
Safar sabe por experiencia personal lo brutal que puede ser el régimen iraní. Huyó de Irán hace cinco años tras ser detenida y enfrentarse a una larga condena en prisión. Dice que escapó a través de Turquía y que está en contacto directo con cientos de miles de personas en Twitter, que le hablan de la reciente represión gubernamental de las protestas en Isfahan.
“El régimen está secando la zona de Isfahan, convirtiéndola en un desierto. He visto sus crímenes. El pueblo iraní está sufriendo los crímenes de este régimen inhumano”, dice.
“Cada día estoy en contacto con cientos de miles de personas que nos apoyan a nosotros, no al régimen terrorista iraní”, afirma.
Cuando se les pregunta cómo puede la gente confiar en el hijo del antiguo sha de Irán, que quiere volver al poder y dice que no será corrupto como su difunto padre, Safar y Abbas rechazan la hipótesis de trabajo sobre el antiguo sha que prevalece en Occidente.
“¿De verdad creen que el sha era corrupto? No hubo más de 300.000 personas que salieran a la calle en 1979”, dicen.
P: Pero no era especialmente popular, ¿verdad?
“Eso es falso. No lo creemos. En Isfahan, la gente grita: ‘¡Muerte al dictador! ¡Que vuelva el sha de Irán! Que Dios bendiga a Reza Shah y que viva el rey’”.
P: ¿Tiene algo que decir al pueblo de Israel?
“Nosotros, los iraníes, siempre amamos al pueblo judío, desde hace miles de años. Siempre fuimos amigos y luchamos juntos contra el terrorismo”.