Omán se ofreció a mediar en las conversaciones entre Israel e Irán en 2013, según se ha revelado, pero el primer ministro Benjamin Netanyahu rechazó la oferta por consejo de su entonces asesor de seguridad nacional, Yaakov Amidror, quien creía que al hacerlo se legitimarían las conversaciones secretas entre Estados Unidos e Irán.
Hablando con Barak Ravid del Canal 13, los funcionarios israelíes explicaron que en 2009, Netanyahu prohibió al Mossad entablar conversaciones con los iraníes, ya sea directa o indirectamente sin su aprobación, una medida que no se puso en práctica para ninguna otra nación. Sin embargo, a principios de 2013, Israel descubrió que Estados Unidos estaba manteniendo conversaciones secretas con Irán en Muscat, Omán.
Amidror dijo al Canal 13 que presentó una protesta con su homóloga estadounidense de entonces, Susan Rice, diciéndole que Israel consideraba insultante que los Estados Unidos pensaran que no se enterarían del canal trasero. “Me decepcionó que los estadounidenses nos engañaran más o menos, y les dije eso”, dijo Amidror.
En mayo del mismo año, Hassan Rouhani, considerado por muchos como un moderado, ganó las elecciones presidenciales en Irán. El sultán de Omán, Qaboos bin Said, vio la oportunidad de impulsar la segunda parte de su iniciativa para defender las conversaciones entre Israel e Irán bajo sus auspicios.
Antiguos funcionarios han dicho a Canal 13 que unas semanas después de la elección de Rouhani, el entonces director del Mossad, Tamir Pardo, presentó a Netanyahu información sensible del Sultanato de Omán durante su reunión semanal.
Pardo le dijo a Netanyahu que Qaboos había propuesto abrir un canal secreto entre Israel e Irán, y que hacerlo permitiría a ambas partes disminuir las tensiones.
Israel y Omán tienen una relación de cinco décadas de duración, de bajo perfil, y los omaníes tienen una buena reputación de ser moderadores discretos y eficaces. Omán creía además que la victoria de Rouhani representaba una oportunidad, y que las conversaciones entre Estados Unidos e Irán podían tener más éxito si se reforzaban con conversaciones paralelas entre Israel e Irán.
El mensaje de Omán a Israel fue: “Incluso si no estás de acuerdo en nada, el compromiso lleva a la desescalada, y la falta de compromiso podría llevar a la guerra”, dijeron los funcionarios al Canal 13.
Sin embargo, después de su reunión con Pardo, Netanyahu consultó a Amidror, que tenía una visión diferente de la situación. Su consejo fue que a Omán le interesaba participar en las negociaciones que se estaban llevando a cabo, pero que Netanyahu tenía que considerar qué era lo mejor para Israel. Pardo y otros altos funcionarios del Mossad pensaban que la oferta de los omaníes merecía al menos consideración, pero Amidror no estaba de acuerdo.
“Todo el propósito de la iniciativa omaní era dar cobertura a los iraníes y a los estadounidenses que nos engañaron”, dijo al Canal 13.
Netanyahu mantuvo varias reuniones tanto con Pardo como con Amidror, pero finalmente se inclinó por la posición de Amidror. Las conversaciones no siguieron adelante, una posición que hasta el día de hoy, Amidror cree que fue la correcta.
La respuesta israelí a los omaníes estaba justificada: “Mientras los líderes iraníes busquen destruirnos, no tenemos nada que hablar con ellos”, dijo.
Por otra parte, los antiguos funcionarios que participaron en las conversaciones siguen sosteniendo que la propuesta omaní era genuina, que los iraníes habrían participado de buena fe y que se perdió una importante oportunidad de desescalada.