El lunes, el presidente de Irán, Hassan Rouhani, describió las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán como una «guerra económica», que calificó de «más difícil que la guerra militar».
Rouhani habló en la inauguración de la tercera y última fase de la extensa refinería Estrella del Golfo Pérsico construida en la ciudad portuaria iraní de Bandar Abbas.
La construcción de la instalación comenzó en 2006, el mismo año en que las Naciones Unidas votaron para imponer estrictas sanciones comerciales y económicas a Irán por no cumplir con las resoluciones anteriores de la ONU y las regulaciones internacionales sobre su programa de enriquecimiento nuclear.
La refinería tiene una capacidad de 400.000 barriles por día, o aproximadamente el 20 por ciento de los 2.1 millones de barriles de capacidad de refinación diaria de Irán.
Rouhani elogió la inauguración y dijo en un discurso televisado que la refinería abrió a pesar de que Estados Unidos «impuso las sanciones más severas» a Irán.

Esas sanciones se suavizaron en 2015 cuando Irán y las potencias mundiales firmaron el Plan de Acción Integral Conjunto, según el cual Irán acordó reducir su programa nuclear durante 15 años a cambio de la flexibilización de las sanciones.
El año pasado, la administración de Trump sacó a Estados Unidos del acuerdo nuclear y volvió a imponer las sanciones a Irán, apuntando a su sector petrolero vital.
«Nuestro objetivo final es obligar a Irán a abandonar de forma permanente sus actividades proscriptas bien documentadas y comportarse como un país normal«, dijo el secretario de Estado Mike Pompeo cuando se restablecieron las sanciones.
La semana pasada, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, exigió que los aliados de la Unión Europea sigan el ejemplo de Washington al retirarse del histórico acuerdo nuclear de Irán y cese los esfuerzos que, según dijo, fueron diseñados para evadir las sanciones de Estados Unidos.
Al hablar en una conferencia sobre Medio Oriente en Polonia, Pence acusó a Irán de ser el mayor patrocinador estatal de terrorismo del mundo, y agregó que era la «mayor amenaza para la paz y la seguridad en el Medio Oriente«, y acusó al régimen clerical de planear un «nuevo Holocausto” con sus ambiciones regionales.
Irán rechaza la retirada de Estados Unidos del acuerdo como una violación del derecho internacional.